Me parece una cuestión mucho más política que religiosa y por ello el Blog se ha ocupado poco de ella.
Parece que hoy el Gobierno publicará un decreto del que no se ha adelantado su contenido. Y leo que la Iglesia. según dicen algunos, se desentiende del asunto manifestando que es cuestión de los familiares y el Gobierno. Y yo pienso que así es. La Iglesia no tiene el menor interés en que Franco, Felipe III, Fernando VI, Menéndez Pelayo, el Andrade de Betanzos, el general O´Donnell, el Doncel de Sigüenza y mil personajes o personajillos más están sepultados en un templo o no. A lo que tiene que oponerse es que, con nocturnidad o sin ella, alguien entre en la iglesia, levante el pavimento y se lleve los restos mortuorios de nadie sin autorización de los deudos del difunto. Si esta existe la Iglesia no va a hacer la menor oposición.
Y ello independientemente de lo que los sepultados hayan hecho por la Iglesia. Eso podrá haber tenido algún influjo en la sepultura pero nada más. Y es cuestión de la historia. Que a veces tiene memoria distinta de la que se quiera imponer por ley. Lo que pasó, pasó y ahí está. La España nacional salvó a la Iglesia del exterminio pero eso pasó hace casi cien años. Y parece ridículo hacerle cuestión capital en la España de hoy.
No me extrañaría que la comunidad benedictina del Valle deseara una solución que les permitiera vivir su vocación monástica que no es la de custodiar restos mortales. Para eso nadie se hace benedictino. Pero la profanación de tumbas es un delito y ante ello tienen que protestar. No por Franco sino por el delito. Y lo es también entrar manu militari en una iglesia.
Pues a ver en lo que queda todo. Con los problemas que tiene España parece grotesco que la principal preocupación del Gobierno sea desenterrar a Franco. Muerto ya hace casi cincuenta años. Y todo ello impulsado por alguien que ni le conoció. Tenía tres años cuando murió el entonces Jefe del Estado. De locos.