La misa de hoy en TVE2

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Oficiada por el obispo de mi ciudad natal Don Luis Quinteiro. Se celebraba la fiesta de la Virgen del Carmen, patrona de las gentes del Mar. En la parroquia de San Ramón Nonato de Vallecas. Digna, con un Crucificado que me pareció muy aceptable y una Virgen del Carmen que también. Supongo que ambos posteriores a 1940. Mucha gente. Mayoritariamente mayor pero no exclusivamente. Algunos con un gran escapulario del Carmen supongo que como miembros de su Hermandad o Cofradía.

Concelebraron con Don Luis, el párroco, el delegado del Apostolado del Mar, cuya Subcomisión o lo que sea en la CEE creo que preside el obispo de Tuy-Vigo, un sacerdote muy anciano y un quinto de desaliñado aspecto y edad madura aunque no anciano. Supongo que el párroco era el más joven y el delegado, de barba y con no muchos años más. Pero igual me equivoco y habría que intercambiarlos. El obispo y el que supongo párroco con la blanca doble bien visible. El que supongo delegado llevaba el alba tan cerrada que imposible saber si llevaba alzacuello o no. Al anciano se le vio poco y diría que no. Y el desaliñado, despechugado.

El obispo no necesitaba leer las partes comunes porque naturalmente se las sabía de memoria. Nunca entenderé a esos celebrantes que habiendo cumplido algunos hasta sus bodas de oro sacerdotales tienen que leer hasta la fórmula de la consagración. Que hasta yo me sé de memoria e incluso en latín. Es algo así como si yo al rezar el padrenuestro o el avemaría necesitase leerlo de un papelito.

La homilía, que tampoco leyó, fue buena aunque pienso que excesivamente dedicada e las gentes del Mar. En… Vallecas. Todo lo que dijo estuvo muy bien dicho y apropiadísimo en el templo votivo de Panjón, en la parroquia de Muros, en la iglesiona de Gijón, la catedral de Santander, de Cádiz o de Barcelona. En Vallecas cuyo mar más próximo debe ser el de Ontígola tal vez algo excesivo. Y hay otro patrocinio de la Virgen del Carmen que ese es absolutamente universal pero que no se mencionó. Sobre las benditas ánimas del Purgatorio. Hay tres imágenes extendidísimas de esa devoción tan generalizada a María en su advocación del Carmen. La que simplemente tiene la imagen de la Madre con el Niño y el Escapulario. Y otras dos que eran las que verdaderamente nos deslumbraban a los niños cuando las contemplábamos. Salvando náufragos y almas del purgatorio que figuraban a sus pies entre olas o entre llamas. Eran una auténtica catequesis aunque algunas estéticamente no fueran muy afortunadas. Pero los niños no sabíamos de eso y sí de quienes acudían a ella. En alguna iglesia gallega incluso al lado de la imagen de la Virgen un barco  como exvoto de unos náufragos que se salvaron agarrados al manto de su patrona. Pues eché de menos en la celebración a las almas del Purgatorio.

Hay obispos que se pasan la celebración colocándose un solideo que no se había movido. Don Luis no es de esos y a él se le movió el solideo. Que aparecia ladeado como los paracaidistas suelen llevar su boina. Era simpático.

Estoy asombrado de que en mis últimas misas televisivas no aparezcan los tachunda chundas. Hoy tampoco, un coro reducido, cinco o seis mujeres y dos hombres, nada chirriantes. Dignísimo.

Sorprendente también que a la hora de comulgar pusieran un reclinatorio para que se arrodillara quien quisiera. No fueron muchos quienes lo hicieron pero ahí estaba la posibilidad. Y más sorpresas, la comunión mayoritariamente en la boca. No por mucho pero me pareció mayoritaria.

Se terminó con el canto de la hermosa Salve marinera. Muy propia y muy bien.

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