Acción de gracias a la Virgen de la Victoria
Nada más pisar tierra, los 18 hombres exhaustos cumplieron un gesto que ha quedado grabado en la memoria histórica: se descalzaron y, con un cirio en la mano, caminaron hasta el Convento de la Victoria en Triana. Allí ofrecieron su acción de gracias a la Virgen de la Victoria, patrona a la que encomendaron el éxito de la travesía.
Este acto muestra la profunda unión entre la fe y la aventura de aquellos marinos, que no entendieron su victoria como fruto exclusivo de la pericia humana, sino como gracia de Dios intercesora a través de la Virgen.
La huella espiritual y cultural de la primera circunnavegación
La llegada de la Victoria a Sevilla no solo selló un capítulo glorioso de la exploración mundial, sino que inauguró una nueva era en la que España se situó en el centro del mapa global. La epopeya de Magallanes y Elcano supuso la apertura de rutas comerciales, culturales y evangelizadoras que marcaron la historia universal.
Pero, más allá de lo político y lo económico, el recuerdo de aquella jornada del 6 de septiembre de 1522 permanece como una lección: la mayor de las conquistas humanas se reconoce incompleta si no se ofrece a Dios.
