Colombia: polémico sacerdote influencer es nombrado como delegado de comunicaciones de la diócesis de Buga

Colombia: polémico sacerdote influencer es nombrado como delegado de comunicaciones de la diócesis de Buga

La diócesis de Buga, en el Valle del Cauca (Colombia), anunció oficialmente el nombramiento del padre Víctor Hugo Gaviria Molina como nuevo delegado para las comunicaciones. La decisión fue comunicada por el obispo, Mons. Alexander Matiz Atencio, a través de las redes sociales de la Iglesia particular.

En el mensaje, la diócesis expresó su deseo de que el sacerdote —conocido en redes como “Padre Torvic”— desempeñe esta misión “con gran celo pastoral” y fiel al anuncio del Evangelio.

Un perfil más mediático que pastoral

El nuevo delegado no es un desconocido en redes sociales. Se ha autoproclamado “patrono de los bailarines” y ha protagonizado intervenciones públicas que, lejos de edificar, han generado polémica. Más grave aún, sus declaraciones sobre cuestiones morales y doctrinales —como el uso de anticonceptivos— han sido vistas por muchos como contrarias a la enseñanza constante de la Iglesia.

Según los comentarios recogidos, los detractores consideran que la Pastoral de Comunicaciones es un ámbito que requiere claridad teológica, fidelidad al Magisterio y sobriedad sacerdotal, y temen que la elección de un perfil marcado por el estilo mediático pueda debilitar la misión evangelizadora.

¿Es esta la figura adecuada para encabezar la pastoral de comunicaciones de una diócesis? ¿No se supone que este servicio requiere claridad doctrinal, fidelidad al Magisterio y sobriedad en el ejercicio del ministerio sacerdotal?

La comunicación de la Iglesia no es un espectáculo

La pastoral de comunicaciones no es un espacio para alimentar el ego personal ni para ganar notoriedad mediática. Es un servicio que exige responsabilidad y coherencia, porque lo que se transmite no es un producto de entretenimiento, sino el Evangelio de Jesucristo.

Nombrar a un sacerdote conocido más por sus gestos excéntricos que por su profundidad espiritual y teológica parece, cuando menos, un error de juicio. Los fieles lo perciben, y así lo expresan: comunicar en la Iglesia no es hacer show, sino anunciar la Verdad con fidelidad y respeto al ministerio sacerdotal.

Un llamado a la prudencia

El caso de Buga refleja un mal más amplio: la tendencia de algunos pastores a confundir la evangelización con el espectáculo, y la misión pastoral con la popularidad digital. La Iglesia necesita comunicadores que hablen claro, con fidelidad a Cristo y sin temor a ser “impopulares” ante el mundo.

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