Madre británica denuncia ser “presa política” de Keir Starmer tras pasar más de un año en prisión por un tuit

Madre británica denuncia ser “presa política” de Keir Starmer tras pasar más de un año en prisión por un tuit

Lucy Connolly, una madre de 42 años y antigua cuidadora infantil, ha denunciado haber sido convertida en “prisionera política” del primer ministro británico Keir Starmer, después de pasar más de un año en prisión por un tuit que ella misma borró horas después de publicarlo. Así lo relató en un documental de una hora difundido por The Telegraph, en el que expuso cómo fue detenida por “incitación al odio racial” tras un mensaje publicado en X en julio del año pasado.

El mensaje, escrito en un momento de rabia tras el asesinato de tres niñas en una clase de baile por parte de un inmigrante en Southport, pedía “deportación masiva” y atacaba al Gobierno. Connolly reconoce hoy que “no estaba pensando racionalmente” y retiró la publicación pocas horas después. Sin embargo, una captura de pantalla fue suficiente para desencadenar su arresto y posterior condena a 31 meses de cárcel.

Prisionera política de Starmer

Durante la entrevista, la periodista le preguntó si se considera una prisionera política de Keir Starmer. Connolly respondió sin titubeos: “Absolutamente”. Ocho días después de publicar el tuit, la policía irrumpió en su casa y la detuvo. Ella sostiene que su perfil —madre británica, sin antecedentes, vinculada a un concejal tory— encajaba perfectamente en la narrativa del primer ministro laborista.

Connolly subrayó que fue tratada de manera desproporcionada: se le negó la libertad bajo fianza en dos ocasiones, a pesar de ser una delincuente primeriza, sin riesgo de fuga y con una hija menor a su cargo. La periodista le recordó que su detención coincidió con unas duras declaraciones de Starmer en las que prometía “que quienes inciten al desorden en internet lo lamentarán”. Connolly concluyó: “Al cien por cien, sí influyó”.

Vida rota en prisión y abusos policiales

La madre relató que durante su encarcelamiento sufrió maltratos físicos y psicológicos. Según su testimonio, un grupo antiterrorista llegó a esposarla con tal brutalidad que aún padece secuelas en la espalda y el hombro. También denunció la negativa reiterada a concederle libertad condicional, mientras que a presos con delitos mucho más graves sí se les otorgaba.

La sentencia tampoco tuvo en cuenta los múltiples atenuantes presentados por la defensa: la ausencia de antecedentes, su carácter previo intachable, las referencias positivas de familias inmigrantes a las que cuidó y ayudó en trámites de visado, o el trastorno de estrés postraumático que arrastra tras perder a un hijo en 2011.

Ola de apoyo y respaldo internacional

A pesar de la dureza de la condena, Connolly aseguró que no ha perdido el ánimo. Gracias a una campaña de apoyo ciudadano, logró recaudar cerca de 160.000 libras. Además, recibió respaldo internacional: el gobierno de Estados Unidos anunció el envío de funcionarios para investigar las restricciones a la libertad de expresión en Reino Unido, mientras Donald Trump declaró que estaba “supervisando” el caso.

Connolly anunció que continuará luchando por la libertad de expresión y que se reunirá con representantes de la administración Trump. “No me quebraron en prisión. Estoy aquí para decir que no pudieron conmigo. Espero poder usar mi experiencia para reformar el sistema y que la gente me escuche”, afirmó con determinación.

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