Día 7: Novena a N. Sra. del Carmen

Día 7: Novena a N. Sra. del Carmen

La devoción a la Virgen del Carmen ocupa un lugar destacado en la vida espiritual de millones de fieles en todo el mundo, especialmente entre quienes confían en su poderosa intercesión como Madre y Reina del Carmelo. En InfoVaticana, ofrecemos esta novena como una guía para preparar el corazón con fervor y recogimiento en los días previos a su festividad, el 16 de julio. Esta práctica espiritual no solo fortalece la fe, sino que también nos recuerda la promesa de protección que la Virgen del Carmen otorga a quienes portan con devoción su santo escapulario.

Saludo

(Oración para todos los días)

Oh María, Virgen del Carmen, Madre amorosa y cercana, aquí llego sediento de tu abrazo y de tu mirada, buscando en Ti consuelo y fuerza para seguir adelante.

Al cruzar el umbral de tu presencia, me encuentro con tus ojos, esos ojos que miran con ternura infinita y firmeza segura, una mirada que alienta y sostiene cuando la vida se vuelve tormenta, una luz serena que disipa las sombras del desaliento.

Con espíritu alegre y humilde, me acerco a saludarte, con el gozo sencillo de quien ha hallado un refugio verdadero. Es un encuentro de confianza plena, de fe sin reservas, de esperanza viva que no se apaga ni ante la prueba más dura.

La ilusión se renueva en mi corazón porque sé que soy tu hijo, y el ánimo crece porque en tu corazón inmaculado está la promesa de un amor que no falla, de una protección constante, de una guía firme hacia la cima donde Cristo, el Monte de la perfección, nos espera para darnos la vida plena.

Madre y Capitana del Escapulario, que proteges a tus cruzados y guías la barquichuela de nuestra vida, cúbreme con tu capa blanca, ciérrame por dentro para que ningún temor ni sombra pueda alejarme de Ti, acompaña cada paso, ilumina cada decisión, y lleva mi corazón hasta la alegría eterna que solo en tu Hijo se encuentra.

Oh estrella de los mares, refugio de los navegantes, sé mi faro en las noches de tormenta, guía firme que conduce a la paz del puerto seguro.

Día 7

Al ver que los esposos de Caná no pueden ocultar al gran apuro en que se encuentran por faltarles vino, con maternal solicitud acudes al Salvador, tu Hijo, de su poder divino esperando la ayuda.

Jesús parece rechazar tu súplica en un primer momento: «Mujer, ¿qué no importa esto a ti y a mí?» Mas de su corazón allá en el fondo madre suya te llama, y para ti y por ti Jesús realiza su milagro primero.

Te veo un día, Madre, en la colina, entre los pecadores que escuchan la palabra de aquel que más nadie desea recibirles a todos en el cielo.

Alguien dice a Jesús que quieres verle. Entonces él, Hijo divino tuyo, ante la gente muestra lo inmensamente que nos ama: «¿Quién es mi hermano -dice-, quién mi hermana, y mi madre quién es, sino el que cumple mi voluntad en todo?»

Al escucharle, tú, Virgen inmaculada, ¡oh Madre, la más tierna!, no te entristeces, antes bien te alegras de que nos haga comprender entonces que aquí abajo, en la tierra, nuestra alma se hace familia suya.

¡Oh, sí, te alegras, Virgen, de que él nos dé su vida, el tesoro infinito de su divinidad! ¿Cómo no amarte y bendecirte, viendo en ti tanto amor, tanta humildad?

Oración-meditación

Mi querida Teresita, que viste la ternura y el poder de la Capitana celestial, enséñame a confiar en su intercesión maternal, a acudir a ella con fe segura, y a vivir como miembro de la familia de Cristo, cumpliendo su voluntad con amor y alegría.

Oh estrella de los mares, Señora del Lugar, cúbreme con tu capa blanca, que mi vida refleje tu humildad y amor infinito, y que pueda avanzar siempre bajo tu guía.

Amén.

Por: Pbro. Alberto José Glez. Chaves