¿Podrá participar en el Cónclave el cardenal Becciu?

Cardenal Becciu

A pesar de haber sido condenado en primera instancia a 5 años y 6 meses de prisión por peculado y abuso de oficio, el cardenal Angelo Becciu mantiene pleno derecho a participar en un eventual cónclave. Así lo explica un artículo publicado en el medio italiano Il Riformista, firmado por Maurizio Pizzuto.

El texto destaca que, desde el punto de vista del derecho canónico, la condena aún no es definitiva. Becciu ha presentado apelación, y mientras no se agoten todos los recursos legales, sigue gozando de la presunción de inocencia, tanto en el ámbito civil como en el eclesiástico. Por ello, no existe actualmente ninguna norma que le impida ejercer sus derechos y deberes como cardenal.

Además, Il Riformista subraya que Becciu no ha sido excomulgado, ni reducido al estado laical, ni privado del título cardenalicio. Al seguir formando parte del Colegio Cardenalicio y tener menos de 80 años, cumple con todos los requisitos para ser elector en un cónclave.

El artículo también recuerda que el cónclave no es una instancia judicial, sino una reunión espiritual guiada por la oración y el discernimiento. Incluso un cardenal sometido a proceso puede ser considerado apto para elegir al próximo pontífice, ya que su papel se fundamenta en su relación con Dios y con la Iglesia, no en la percepción pública.

Il Riformista advierte, además, sobre el peligro de establecer un precedente que politice o judicialice el cónclave. La historia eclesiástica, señala, ha visto otros casos de cardenales bajo sospecha que no fueron excluidos del proceso de elección papal.

Finalmente, el artículo enfatiza que la última palabra corresponde al Papa. Hasta ahora, el Papa Francisco no ha revocado el derecho de Becciu a participar en un cónclave, enviando así un claro mensaje de prudencia institucional y respeto por el proceso judicial en curso.

Según concluye Pizzuto, la presencia de Becciu, si se convocara un cónclave, no sería un escándalo, sino un reflejo de la complejidad del derecho eclesiástico y de la paciencia de la Iglesia, que prefiere esperar la verdad con justicia.