No hay espectáculo más indignante que el de una institución que, puesta a prueba en sus principios más fundamentales, elige el cálculo antes que la verdad, el prestigio antes que la justicia y la protección del agresor antes que la del inocente.
Es lo que denuncia, con una claridad que estremece, la carta de unos padres cuya hija ha sido víctima de los presuntos abusos sexuales cometidos por el sacerdote legionario Marcelino de Andrés Núñez.
El texto, dirigido a la dirección del Highlands El Encinar y a las familias de sus alumnos, no es solo el testimonio de un dolor, sino la constatación de una realidad: el colegio, en su tibieza, ha fallado a quienes debía proteger. Según relatan los padres, la puesta en libertad del sacerdote ha sido utilizada de manera equívoca por la institución para dar a entender que ello supone su exoneración. Pero la justicia es clara: la libertad provisional no es un veredicto de inocencia, sino una medida procesal. Que el colegio la presente como una suerte de absolución no es un error casual, sino una estrategia consciente.
Más grave aún es la acusación de que la Congregación Legionarios de Cristo está proporcionando representación legal al acusado. Un conflicto de intereses tan evidente que apenas necesita explicarse. En lugar de estar del lado de las víctimas, la Congregación estaría amparando al denunciado, enviando un mensaje de impunidad y generando un clima de miedo entre las familias. Un colegio que se precie de ser cristiano y que haga de la educación su bandera no puede permitirse esa ambigüedad moral.
Los padres piden transparencia, apoyo real para las víctimas y que se inste a denunciar los hechos ante las autoridades competentes, no a través de «canales internos» de dudosa imparcialidad. Porque el único camino verdaderamente legal y justo es el judicial, y los padres no están dispuestos a que su hija sea víctima, además, de una gestión que minimiza el daño sufrido.
El comunicado finaliza con una advertencia que no deja margen para excusas: si los padres de los demás alumnos quieren demostrar verdadero apoyo, no basta con mensajes de solidaridad, hay que actuar. «El único y verdadero apoyo que cuenta es sacar a sus hijos del Centro». Puede leer la carta completa de estos padres al colegio a continuación: