El diario Málaga Hoy ha publicado que varios vecinos de la localidad de Benamargosa se han quejado del «criterio riguroso» del cura del pueblo en cuanto a la administración de sacramentos como el bautismo y la primera comunión.
Según el citado medio, el conflicto estalló hace más de un año, cuando una vecina del pueblo, se acercó al cura para pedirle bautizar a su hija. Sin embargo, el párroco se negó a realizar el sacramento, alegando que la mujer no asistía regularmente a Misa los domingos. Esta decisión fue interpretada por la vecina como «una acción personal» en lugar de seguir las directrices y normas establecidas por la Iglesia Católica.
De nuevo, estamos ante otro caso de desconocimiento de la doctrina que marca la Iglesia en la que algunos fieles se creen por encima y con el deber de imponer a los sacerdotes su parecer.
Otros vecinos de Benamargosa han compartido experiencias similares, en las que denuncian que el párroco ha aplicado «criterios personales» para negar los sacramentos a los fieles aunque en realidad lo que ha hecho es ajustarse a lo que manda la Iglesia. Una madre, cuyo hijo «fue rechazado» para recibir la primera comunión, ha relatado cómo el sacerdote argumentó que el niño «no tenía fe» y no cumplía con los requisitos exigidos por la Iglesia, a pesar de estar cursando la catequesis correspondiente.
El propio sacerdote ha aclarado a Málaga Hoy que «nunca se puede negar un sacramento; se puede posponer hasta que la persona que lo solicita cumpla los requisitos necesarios».
“Como curas, nuestra misión es creer a todos los que soliciten un sacramento, sin importar si nos están engañando o no. No verificamos la veracidad de la información que nos proporcionan; simplemente partimos del principio de que todo es cierto”, ha expresado el párroco, que insiste en que su misión es seguir las normas establecidas por la Iglesia y asegurarse de que todos los fieles cumplan con los requisitos necesarios para recibir los sacramentos.
Apoyo del obispado
Ante la polémica generada, la diócesis de Málaga ha emitido un comunicado donde aseguran que «desde el Obispado de Málaga se ha mantenido siempre al párroco como único interlocutor, pues es quien mejor conoce la situación de estas familias».
La diócesis malagueña explica que con respecto al caso de la madre que solicitó el bautismo para su hija, el párroco ha tenido informado al Obispo y siempre le ha manifestado que faltaba, según la normativa de la Iglesia, la «esperanza fundada de que el niño va a ser educado en la religión católica (…); si falta por completo esa esperanza, debe diferirse el bautismo, según las disposiciones del derecho particular, haciendo saber la razón a sus padres» (Código de Derecho Canónico c. 868).
El párroco nunca ha “denegado” el sacramento, solo ha aplicado la normativa de la Iglesia de “diferir el bautismo». Así se lo ha hecho saber a los padres, con quienes tiene una relación fluida y cercana. Por tanto, en el momento en que haya “esperanza fundada” de ser educada en la fe católica, la niña podría ser bautizada.
Respecto al niño de primera comunión, la diócesis de Málaga subraya que «el párroco constata que el niño no cuenta con la preparación ni disposición necesarias y prefiere también diferir la comunión».
«Para celebrar y recibir un sacramento a partir de la edad de uso de razón es necesario conocer lo que se recibe y tener un mínimo de formación religiosa, de actitud de fe en querer vivirla y de voluntad para hacerlo», recuerdan desde el obispado.