El cardenal José Cobo quiere protagonismo y busca dotar de funciones al puesto que ocupa como vicepresidente de la CEE que hasta ahora ha sido siempre más bien decorativo.
El arzobispo de Madrid ha vuelto a defender la regularización masiva de inmigrantes ilegales y el cierre de los centros de internamiento de los MENAS.
Así lo ha vuelto a manifestar el cardenal Cobo durante la rueda de prensa de presentación del documento publicado por la Conferencia Episcopal sobre la pastoral con migrantes.
«¿Qué votaría Jesús ante un migrante?» Es la pregunta que el arzobispo de Madrid lanzaba en rueda de prensa. Además, el vicepresidente del episcopado español remarcaba que «toda migración es riqueza y es una riqueza litúrgica». Integración, diálogo y encuentro, han sido las palabras más repetidas por José Cobo durante la rueda de prensas.
Además, en la rueda de prensa, la periodista de Radio Nacional ha mezclado todo al preguntar al cardenal qué le diría a esos partidos que dicen ser católicos pero que luego tienen un discurso muy duro contra la inmigración, en claro señalamiento a los de Abascal (aunque nunca hayan dicho ser un partido católico). Una pregunta a la que el cardenal Cobo ha pasado de puntillas y se ha limitado a defender que la Iglesia lo que ofrece es «las gafas de la catolicidad» para ver la cuestión sobre la inmigración.
Un documento pro-inmigración sin advertir de su cara oculta
La Exhortación pastoral “Comunidades acogedoras y misioneras. Identidad y marco de la pastoral con migrantes” publicada por la Conferencia Episcopal Española fue aprobada en la pasada Asamblea Plenaria.
Entre otras cuestiones, este nuevo documento de la Iglesia española propone «una pastoral transversal con personas migradas, en una Iglesia «en salida» donde cabemos todos».
Para los obispos españoles, «los migrantes no solo no son una amenaza laboral para la ciudadanía española, sino que son un recurso valioso y necesario del que dependemos, sobre todo cuando están laboralmente cualificados. Nuestra economía demanda, porque necesita, una gran cantidad de mano de obra migrante, sin la cual el exitoso desempeño de esta no habría tenido lugar».
Además, según este documento «las naciones más prósperas tienen el deber de acoger al extranjero que busca seguridad y medios de vida». También defienden «la necesidad de una autoridad mundial. Una gobernanza global para las migraciones menos ideológica y centrada en la dignidad de la persona y el bien común».