El obispo Barron llama a «resistir» al intento de los obispos alemanes por cambiar la moral sexual de la Iglesia

El obispo Barron llama a «resistir» al intento de los obispos alemanes por cambiar la moral sexual de la Iglesia

Casi un mes desde que finalizara la Asamblea Sinodal el Roma, el obispo estadounidense Robert Barron ha compartido su experiencia ‘sinodal’.

El mediático obispo estadounidense explica que «la declaración resumida expresa con mucha precisión el hecho de que la preocupación abrumadora de los miembros del sínodo era escuchar las voces de aquellos que, por diversas razones, se han sentido marginados de la vida de la Iglesia».

Barron reconoce que hay grupos de católicos que se sienten excluidos y que «es un problema pastoral importante que debe abordarse con humildad y honestidad».

El obispo de la de la diócesis de Winona-Rochester desvela que una pregunta que se planteó varias veces en las conversaciones de grupos pequeños fue si, «en nuestro entusiasmo por incluir a las personas en el gobierno de la Iglesia, olvidamos que la vocación del 99 por ciento de los laicos católicos es santificar el mundo, llevar a Cristo a los ámbitos de la política, las artes, el entretenimiento, la comunicación, los negocios, la medicina, etc., precisamente donde tienen especial competencia».

«En términos generales, me preocupaba que tanto el Instrumentum Laboris como las conversaciones sinodales estuvieran mucho más preocupados por el ad intra que por el ad extra , y esto a pesar de que el Papa Francisco ha estado pidiendo constantemente una Iglesia que salga de sí misma. En varias ocasiones durante el Sínodo propuse el modelo de Acción Católica que fue, en el período preconciliar, un medio tan eficaz para formar a los laicos en su misión en el mundo», agrega el obispo Barron.

Aceptación y acogida de todos

Barron se muestra partidario de «dar la bienvenida a todos, pero para que esta acogida no se convierta en una forma de gracia barata, al mismo tiempo debemos convocar a aquellos a quienes incluimos a la conversión, a vivir según la verdad».

El prelado de Estados Unidos habla claro y subraya que esta cuestión se concretó en torno al acercamiento a la comunidad LGBT. «Prácticamente todos en el sínodo sostuvieron que aquellos cuyas vidas sexuales están fuera de la norma deben ser tratados con amor y respeto y, nuevamente, felicitaciones al sínodo por exponer este punto pastoral de manera tan enfática. Pero muchos participantes en el sínodo también sintieron que nunca se debe dejar de lado la verdad de la enseñanza moral de la Iglesia con respecto a la sexualidad», enfatiza el obispo.

En su escrito desvela que una de las intervenciones que hizo en la asamblea sinodal fue sobre este tema. «Observé que, cuando los términos se entienden correctamente, no existe una tensión real entre el amor y la verdad, porque el amor no es un sentimiento sino el acto por el cual uno quiere el bien de otro. Por lo tanto, uno no puede amar auténticamente a otra persona a menos que tenga una percepción veraz de lo que es realmente bueno para esa persona. Sostuve que podría haber una tensión entre la acogida y la verdad, pero no entre el amor auténtico y la verdad», añade Barron.

Mensajes olvidados

Respecto al concepto de «misión» y de «Nueva Evangelización», el obispo de Rochester declara que «brillaban por su ausencia en los textos sobre la misión las referencias al pecado, la gracia, la redención, la cruz, la resurrección, la vida eterna y la salvación, y esto representa un peligro real».

Apunta que la misión principal de la Iglesia «es declarar la resurrección de Jesucristo de entre los muertos e invitar a los hombres a ponerse bajo su señorío. Este discipulado, sin duda, tiene implicaciones para la forma en que vivimos en el mundo, y ciertamente debería llevarnos a trabajar por la justicia, pero debemos mantener nuestras prioridades claras. Lo sobrenatural nunca debe reducirse a lo natural; más bien, el orden natural debería ser transfigurado por su relación con el orden sobrenatural».

Cambios en la moral sexual

Robert Barron se muestra especialmente crítico y en desacuerdo con la idea de que fruto de los avances científicos tenga que plantearse un cambio en la moral sexual de la Iglesia, y lo explica de la siguiente manera: » Tomemos el ejemplo de la homosexualidad. La biología, la antropología y la química evolutivas podrían darnos una nueva visión de la etiología y la dimensión física de la atracción hacia el mismo sexo, pero no nos dirán nada sobre si el comportamiento homosexual es correcto o incorrecto. La consideración de esa pregunta pertenece a otro modo de discurso. Es preocupante ver que algunos de los miembros de la conferencia episcopal alemana ya estén utilizando el lenguaje del informe del sínodo para justificar importantes reformulaciones de la enseñanza sexual de la Iglesia. Me parece que hay que resistirse a esto».

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