Alerta máxima en Castilla y León: se quedan sin curas

Alerta máxima en Castilla y León: se quedan sin curas

La falta de relevo generacional pone en serio peligro la atención pastoral de cientos de parroquias en todas las diócesis de Castilla y León.

No es ningún secreto que la caída en picado de las ordenaciones sacerdotales, de jóvenes que ingresen en el seminario, sumado al envejecimiento del clero, provoca que durante estos últimos años en muchas diócesis exista un saldo negativo de curas.

Tal y como ha recogido La Tribuna de Salamanca, en los últimos cuatro años las diócesis de Castilla y León han perdido más de 300 curas, lo que supone un descenso del 16% de sacerdotes desde el 2018. En estos últimos cuatro años, solo se han ordenado 53 sacerdotes en las 11 diócesis castellanoleonesas.

La archidiócesis de Burgos, que pastorea Mario Iceta se posiciona a la cabeza, al registrar un total de 18 ordenaciones; seguida por Ávila y León, con siete en cada caso; le sigue la capital, Valladolid, con otros cinco; Zamora, Palencia y Astorga, con tres en cada caso; Salamanca, Soria, Ciudad Rodrigo, con dos en cada Diócesis; y Segovia, con una única ordenación.

La falta de relevo generacional ha provocado que muchos sacerdotes en edad de jubilación tengan que alargar su trabajo y seguir atendiendo parroquias ante las necesidades pastorales. Especialmente crítica es la situación en las diócesis más pequeñas y rurales como Soria en la que hay sacerdotes que deben encargarse de hasta una veintena de pueblos ellos solos.

Ante esta situación, por ejemplo en el caso de Valladolid, el arzobispo Argüello ha apostado por reforzar el papel de los laicos. Allí donde no lleguen los sacerdotes, se procura que se tenga al menos la liturgia de la Palabra

Desglose por provincias

Por provincias, ninguna se salva de la caída en el número total de sacerdotes, con descenso sucesivos desde 2018 hasta 2022, último año con datos actualizados y disponibles a los que ha tenido acceso la Agencia Ical.

En el caso de Burgos, los diocesanos pasaron de un total de 371, en 2018, hasta los 331 en 2022; igual que en el caso de los sacerdotes de órdenes religiosas, con una bajada de 40 en cuatro años hasta los 107.

La provincia de Salamanca contabiliza 131 sacerdotes diocesanos en 2022, lo que se traduce en un descenso de hasta 30 presbíteros en comparación con 2018. El número de sacerdotes de órdenes religiosos no ha variado y se mantiene en un total de 66, aunque dicha cifra fluctuó durante los años previos.

En el caso de la Diócesis de Ciudad Rodrigo, la cifra disminuyó de 52 hasta 47. No hay presencia de curas pertenecientes a congregaciones religiosas como tal.

Ávila cuenta con unos 127 curas con cargo diocesano, 18 menos que hace cuatro años; así como 54 vinculados a órdenes religiosas.

En la Diócesis de León, el descenso en los curas diocesanos se cifra en 55, al pasar de 233 en 2018 hasta los 178 en 2022; mientras que los religiosos se mantuvieron en cifras similares durante los diversos ejercicios, con 20, uno menos que hace cuatro años.

En Segovia, la cifra en estos cuatro años descendió en diez sacerdotes, hasta los 95 diocesanos en 2022, y ocho religiosos.

En el caso de la diócesis de Astorga se pasó de 214 a 160 curas diocesanos y de 32 a 12 en los religiosos. Un descenso drástico para una diócesis que históricamente ha sido gran exportadora de misioneros.

Por su parte, Palencia redujo de 193 a 178 los presbíteros diocesanos, al igual que los religiosos, de 64 a 41.

Respecto a la Archidiócesis de Valladolid, desde el Departamento de Informática detallaron que la caída es menos significativa que en otras provincias, aunque es notoria, con 29 curas diocesanos menos en el periodo analizado, al situarse en 182. Los religiosos se cifraron en trece menos, de 176 a 189.

En Osma-Soria, los sacerdotes diocesanos pasaron de 101 a 88 en cuatro años, descenso que también sufren los religiosos, con tres menos hasta los 21. La provincia zamorana pasó de 124 a 106 curas diocesanos y de 16 a nueve religiosos.

Las diócesis de Castilla y León -al igual que muchas otras de España- se enfrentan a la difícil misión de hacer reflotar sus seminarios. Tal y como están las cosas, por el momento parece que la solución pasa por importar sacerdotes de otras diócesis que tengan mayor excedente.

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