María sadomasoquista, Jesús con tacones de aguja, la Virgen con una aureola LGBT, el Vía Crucis del Muccassassina [una de las fiestas gay, lésbica y trans más conocidas de Italia, ndt]. Y quien no se arrodilla es homófobo.
¿Hay que sermonear? Sermoneemos: 5.898 son los cristianos asesinados el año pasado, 16 al día. 5.110 las iglesias atacadas o destruidas. 6.175 los cristianos detenidos y encarcelados sin juicio, 3.829 los secuestrados. Los cristianos que en 2021 padecieron persecuciones, emboscadas, masacres y secuestros por su fe fueron aproximadamente 360 millones.
360 millones de personas perseguidas, degolladas, quemadas, heridas, asesinadas por creer en esa Virgen María que en el Orgullo de Cremona, Italia, se ha convertido en un maniquí sadomasoquista que desfila con los pechos descubiertos.
La Virgen del Orgullo y la masacre de los creyentes nigerianos
No hace falta ser sacerdote o monja para ver que la imagen es “blasfema”, no hace falta votar a la Lega, ni a Fratelli d’Italia o a Forza Italia –es lo que escribieron los periódicos, ¿no?: el paso de la “estatua” ha «enardecido a varios exponentes locales» de los tres partidos habituales– para considerar una inmundicia sacrílega vestir a la Virgen como una madama para expresar el orgullo LGBT o desfilar contra la «violencia homotransfoba» (así se expresó Lorenzo Lupoli, presidente de Arcigay Cremona La Rocca, en vísperas de la bicicletada organizada el 17 de mayo para las víctimas del odio de género).
Veinticuatro horas después, en Nigeria, un comando terrorista abrió fuego y masacró a más de 50 católicos en la iglesia de San Francisco, en la ciudad de Owo, en el estado sureño de Ondo. Las imágenes de las madres con sus niños descuartizados y cubiertos de sangre dieron la vuelta al mundo: estaban allí porque habían ido a misa, porque creen en esa Virgen ridiculizada y en ese Jesucristo crucificado que han colgado sobre un suelo inundado de sangre y que se convirtió en objeto de burla y escarnio en el Orgullo del año pasado en Roma, parodiado por una activista con tacones de aguja y corona arcoíris («uno de los nuestros que votaría Zan») [en alusión al proyecto de Ley en materia de violencia o discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género, n.d.t.].
En la carroza del Orgullo con la Virgen blasfema
Stampa y Repubblica anunciaron su asistencia al Orgullo con anexa homilía sobre los derechos, la libertad, la inclusión y el respeto de todas las orientaciones sexuales e identidades de género, en contra de las discriminaciones, para lograr el objetivo de una “sociedad desarrollada y moderna”.
Habrá quien diga, como muchos han dicho, que no serán cuatro idiotas con la Virgen blasfema a cuestas quienes socaven las buenas intenciones de las marchas –oscar por agarrarse a un clavo ardiendo a Luca Burgazzi, concejal de Cultura del municipio, para el que desnudar a la Virgen María y ponerle un collar de dominatrix es como “blandir rosarios en los mítines políticos”, y a Lapo Pasquetti, líder del grupo Sinistra per Cremona [Izquierda por Cremona, ndt], que afirmó saber “con toda seguridad” que los portadores de la estatua solo eran infiltrados “a cara cubierta en la procesión para transmitir mensajes totalmente ajenos a la finalidad de la iniciativa aprovechando el atractivo mediático del Orgullo” (aunque claro, los que agitaban la bandera del Pd detrás de la “estatua” no parecían tener ningún problema).
La Virgen Negra con aureola arcoíris
Pero no conocemos que exista una jornada contra la cristianofobia (Giulio Meotti acaba de lanzar una petición a Mattarella, Draghi y Di Maio para que lleven el reconocimiento de la persecución anticristiana a las Naciones Unidas), ni agendas editoriales bajo la bandera de la Red Week de Ayuda a la Iglesia que sufre contra las persecuciones. Ni siquiera nos consta que en ningún Orgullo se haya arrastrado a la calle y despreciado al Profeta de los países que criminalizan la homosexualidad. Es fácil arremeter contra la Virgen y Cristo en los que creen los nigerianos masacrados en Pentecostés y decapitados los demás días del año en las aldeas, junto con sus hijos, solo porque van a misa.
Sabemos, en cambio, que en la casa de la historia europea de Bruselas, el museo del parlamento de la UE, la abierta y moderna UE, formó parte de la exposición When Walls Talk!, bajo el título “activismo y protestas”, la famosa Madonna and Christ with rainbow halos de Elżbieta Podleśna, una reinterpretación tamaño póster de la Virgen Negra de Częstochowa con el Niño en brazos, ambos con una aureola arcoíris. Famosa porque ondeada por Podleśna y por compañeros activistas ya investigados (y absueltos) por blasfemia, durante varias ediciones del Orgullo polaco.
El influencer pro “María trans” que le gusta a la UE
Tenemos entendido que el 19 de mayo, tras la masacre de la estudiante cristiana Deborah Yakubu, que fue lapidada y quemada viva, la propia UE decidió rechazar (244 eurodiputados en contra, 231 a favor) la moción de un debate sobre las masacres de cristianos en Nigeria y el nombramiento de un coordinador europeo para la lucha contra la cristianofobia.
Nos consta que en la agenda LGBTQIA* de la UE, entre todos los influencers con los que se puede colaborar para “llegar a los jóvenes” e “informar a las comunidades sobre las posiciones aprobadas en el pleno del Parlamento europeo en relación con los derechos de las personas LGBTIQ+”, ha sido elegido Riccardo Simonetti, un alemán de claros orígenes italianos que apareció en la portada de la revista queer berlinesa Siegessaule vestido de Virgen María transexual, con barba, rímel, velo azul, estrella cometa a la espalda y un recién nacido en sus brazos tatuados.
El Vía Crucis del papa y el de Muccassassina
Y siguiendo con el tema de los aniversarios, sabemos que mientras el papa ponía bajo la cruz a la ucraniana Irina y a la rusa Albina, en el Muccassassina de Roma se celebraba el “Muccasantissima Party de Pascua. Gloria in Excelsis LGBTQI”, una caricatura blasfema del Vía Crucis con Cristo en tanga, drag queens, música y coreografías perversas.
No se trata en absoluto de cuatro tontos, infiltrados al azar, sino del trabajo (sucio, puntual y absolutamente obsesionado con el cristianismo) de los compañeros de juego de quienes quieren la borrachera arcoíris un mes entero: un mes de mítines, de editoriales contra el odio, la discriminación, a favor de cámaras y banderolas, otro mes de genuflexión a la religión de Estado. Esa para la que descubrir los pechos de la Virgen o ponerle tacones a Cristo es “provocación”, mientras que quien desafía el derecho de burlarse de la religión de otros peca de blasfemia.
Publicado por Caterina Giojelli en Tempi
Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana