Uno de los mayores signos de la crisis de la Iglesia en nuestros días, afirma el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, es que no hay profetas. A excepción de Francisco, naturalmente.
Ravasi hacía estas declaraciones en una entrevista concedida a Vito Mancuso para el diario italiano Il Corriere della Sera, añadiendo sobre la virtud profética de Su Santidad que “se las arregla para ser incisivo y escuchado”.
Ahora, yo estoy dispuesto a coincidir con Su Eminencia en la primera parte de su observación, es decir, en la ausencia del don profético en el clero católico de hoy. La Iglesia siempre se ha destacado a lo largo de la historia por su profetismo, que no significa tanto vaticinar el futuro como recordar verdades que el pueblo no quiere escuchar, verdades que una determinada época ha olvidado.
Si entre las virtudes del Santo Padre está el don de profecía, sinceramente, no me lo parece. Con independencia del juicio particular que cada uno pueda hacer sobre los mensajes más repetidos del Papa, sobre lo acertado o errado de sus obsesiones, es difícil afirmar que se opongan frontalmente al pensamiento dominante de las élites intelectuales. La ‘conversión ecológica’ puede o no ser necesaria, pero, en la semana en que se celebra la vigésimo sexta cumbre climática internacional, ¿puede decirse que va a contracorriente de lo que se opina en los corredores del poder? Su machacona insistencia en dar más autoridad a los organismos supranacionales, a fomentar las migraciones masivas y a difuminar las fronteras, ¿puede decirse en serio que es la de una voz que clama en el desierto, o más bien una voz que se une a un nutrido coro? ¿Va a contrapelo su particular cruzada contra la ‘rigidez’ doctrinal y litúrgica, con un clero por lo general flexible hasta la indiferencia?
Ravasi demuestra ser de la misma ‘escuela de profetas’ en otras declaraciones de la misma entrevista, en la que alaba de Cristo sus “capacidades eclécticas” y dice de Él que era “una especie de esponja” que entendía “caminos diferentes”, era “muy sensible a las atmósferas”, capaz de conocer los “tipos fundamentales de su mundo” y también de involucrarse en “controversias”, lo que muestra que él “no sólo era receptivo, sino también creativo”.
https://infovaticana.com/2021/11/02/francisco-a-la-cop26-ha-llegado-el-momento-de-actuar/
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