El ‘despiste’ de Francisco con el caso Grassi

El ‘despiste’ de Francisco con el caso Grassi

Un breve vídeo muestra al Papa negando que encargara una ‘contrainvestigación’ sobre un caso de abusos cuando era presidente de la Conferencia Episcopal Argentina. Las actas del juicio indican, sin embargo, otra cosa.

El 23 de octubre de 2002, el programa Telenoche Investiga de la televisión argentina revela en un reportaje denuncias contra el conocido sacerdote Julio César Grassi por abuso sexual a menores internados en la Fundación Felices los Niños, fundada por él mismo.

No es la primera vez. Se he han abierto ya dos causas por el mismo motivo, desestimadas ambas, y aún habría que esperar a una cuarta para que, el 10 de junio de 2009, Grassi sea hallado culpable de abuso sexual y corrupción agravada de menores y condenado a 15 años de prisión, pena que aún cumple.

El caso ha saltado de nuevo a los medios por un rápido intercambio grabado en vídeo entre el Papa Francisco y una colaboradora del periodista de investigación Martin Boudot sobre el asunto. Tras negársele repetidamente un encuentro con Francisco, el periodista aprovecha una audiencia general para que su colaboradora logre, mientras corría al flanco del Papamóvil, hacerle dos preguntas.

«Santidad, durante el caso Grassi, ¿ha tratado de influir en la Justicia agentina?». El Papa se detiene, se hace repetir la pregunta y responde con un desabrido: «No».

«Entonces -replica veloz la periodista- ¿por qué encargó una contrainvestigación?».

A lo que Francisco replica: «Nunca hice eso», y se va. El breve episodio está recogido en vídeo.

Lo que solo queda atribuir piadosamente a un caso de mala memoria del Pontífice, como cuando afirmó que en Argentina nunca se habían dado casos de abusos por parte de clérigos durante su mandato.

Porque, sí, la Conferencia Episcopal Argentina, entonces presidida por el cardenal Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, encargó en 2010 una contrainvestigación sobre el caso Grassi. Los resultados se entregaron al tribunal, un texto en el que se acusaba a los niños que habían denunciado abusos por parte de Grassi de «falsedades, mentiras, engaños e invenciones», algo similar a lo que ha hecho el Cardenal Rodríguez Maradiaga con los 46 seminaristas que han denunciado la ‘dictadura gay’ que impera en el seminario mayor de Tegucigalpa.

Un ex magistrado del Tribunal de Apelación que recibió el texto lo define como «una sutil forma de presión sobre los jueces».

De atender los testimonios de los niños que denunciaron, no fue la única o siquiera la mayor, aunque en su caso es imposible determinar la autoría. Fueron amenazados y calumniados hasta el punto de que uno de ellos tuvo que integrarse en un programa de protección de testigos. Es este el que expresa el testimonio más lesivo para el entonces arzobispo de Buenos Aires: «Nunca olvidaré lo que el Padre Grassi repetía todo el rato durante el proceso: «Bergoglio nunca me ha dejado de su mano».

 

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