Durante los días 11 y 12 de julio, la ciudad de Juazeiro, en el estado de Bahía (Brasil), fue escenario de la llamada “Pre-COP 30 Nordeste”, una actividad preparatoria rumbo a la próxima Conferencia de las Partes de la ONU sobre el Cambio Climático (COP30), prevista para noviembre de 2025 en Belém. En este evento, representantes de la Iglesia Católica, junto con organizaciones civiles, académicos y comunidades tradicionales, se dieron cita para debatir sobre los efectos del cambio climático y promover una agenda “ambiental, justa e inclusiva”.
El evento fue marcado por mesas redondas, paneles y actos simbólicos, centrados en la conversión ecológica, una noción promovida insistentemente en documentos como Laudato si’, Querida Amazonia y más recientemente Laudate Deum. Según sus organizadores, se trató de una oportunidad para escuchar a los territorios y asumir un compromiso espiritual y político frente a la crisis climática.
Obispos y ONG unidos en la causa verde
Según informó Vatican News, entre los participantes estuvieron obispos como Mons. Vicente de Paula Ferreira, presidente de la Comisión de Ecología Integral y Minería de la CNBB, y otros prelados comprometidos con esta visión. También intervinieron miembros de Cáritas y de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), entidades que en más de una ocasión han estado envueltas en polémicas por sus posturas cercanas a movimientos sociales de izquierda.
Los panelistas reclamaron mayor acción estatal y un rol más activo de la Iglesia en la defensa del medioambiente, abordando problemáticas como la escasez de agua, la inseguridad alimentaria y la migración forzada. Todo ello bajo una óptica que, si bien invoca principios evangélicos, parece beber más de las corrientes del pensamiento ecológico globalista que del magisterio tradicional de la Iglesia.
Plantaciones simbólicas y gestos medioambientales
El encuentro concluyó con la plantación de árboles nativos —palo brasil, umbu y catingueiro— en el Centro de Formación de Liderazgo de Carnaíba do Sertão. Un gesto que buscó conjugar ecología, espiritualidad y acción social, aunque cabe preguntarse si estos simbolismos no reemplazan a las verdaderas acciones pastorales: catequesis, sacramentos, formación doctrinal y moral.
