Una colaboradora de Pablo Iglesias profana a gritos el altar de una iglesia en el sur de Francia

Una colaboradora de Pablo Iglesias profana a gritos el altar de una iglesia en el sur de Francia

La activista vasca Ane Miren Hernández Unda, habitual colaboradora de medios subvencionados como ETB y del proyecto personal de Pablo Iglesias Canal Red, protagonizó el pasado fin de semana una grave profanación en el templo católico de Saint-Laurent d’Arbérats, en la región francesa de Soule, durante el festival Euskal Herria Zuzenean (EHZ).

En un vídeo difundido por ella misma en redes sociales, Hernández Unda —que se presenta bajo el nombre de “Ane Lindane”— aparece subida al altar de la iglesia, profiriendo gritos blasfemos, burlándose del cristianismo y simulando introducirse un micrófono entre sus genitales, ante la mirada de unas 200 personas. Lo preocupante es que la escena, lejos de ser una improvisación marginal, fue parte del programa oficial del festival y fue celebrada abiertamente por la propia activista, que escribió en su perfil público:

Ayer di un gran monólogo en el festi Euskal Herria Zuzenean. En una iglesia sin desacralizar 200 personas hicimos tambalear los cimientos del catolicismo a carcajada limpia. Mancillamos, blasfemamos y denunciamos los abusos sexuales de la iglesia. Hil da Jainkoa!” (Dios ha muerto, en euskera).

Un acto de profanación

La indignación ha crecido al constatar que la iglesia donde se celebró esta escena no está desacralizada. En el vídeo puede observarse con claridad lo que parece ser un sagrario cubierto por un paño blanco y una vela encendida, lo que indica la presencia del Santísimo Sacramento reservado. De confirmarse este extremo, no estaríamos ante una simple provocación de mal gusto, sino ante una profanación litúrgica en toda regla, con implicaciones espirituales, canónicas y morales muy graves.

El Código de Derecho Canónico establece que cuando un lugar sagrado ha sido profanado por actos gravemente injuriosos, debe ser purificado mediante un rito penitencial solemne antes de poder volver a utilizarse para el culto. Además, este tipo de actos requieren un claro acto de reparación pública para restituir el respeto debido a la presencia real de Cristo en la Eucaristía.

Uso del templo durante el festival EHZ

El festival Euskal Herria Zuzenean, que se celebra anualmente con apoyo de instituciones locales, utilizó durante esta edición la iglesia de Arbérats como espacio para diversas actividades, como ha confirmado el medio local Mediabask. En el mismo escenario donde actuó Hernández Unda intervino también un colectivo denominado “Queer Falafel”, dentro de una programación claramente ideologizada y anticatólica.

Esto plantea con urgencia la necesidad de esclarecer quién permitió la utilización de este templo consagrado para fines ajenos al culto. El ayuntamiento de Arbérats-Sillègue podría haber concedido el uso del edificio en tanto propiedad civil, pero resulta imprescindible saber si se informó o se consultó al párroco local o a la Diócesis de Bayona, titular del culto.

La diócesis, bajo el cuidado pastoral de Mons. Marc Aillet, se caracteriza precisamente por su fidelidad a la liturgia, la tradición y el respeto por el culto. No parece coherente con su historial que haya podido aprobar un uso así del templo, lo que apunta a posibles negligencias o abusos por parte de otras instancias que urge dilucidar.

¿Quién es Ane Miren Hernández Unda?

Nacida en Barakaldo en 1988, Ane Miren Hernández Unda es una activista feminista y nacionalista vasca cuya trayectoria gira en torno a la participación en festivales, medios alternativos y espacios culturales vinculados a instituciones autonómicas. Es colaboradora habitual de la televisión pública vasca (ETB) y vive del ecosistema cultural subvencionado por fondos públicos, participando como invitada o ponente en talleres, debates y monólogos de corte ideológico.

En los últimos meses ha sido también colaboradora del canal de Pablo Iglesias, Canal Red, donde protagoniza espacios de supuesto humor, con muy escaso seguimiento y un contenido difícil de digerir. Su estilo histriónico y agresivo y su gestualidad extraña, apunta a tener que analizar su figura con algo de caridad, ya que su comportamiento puede tener origen en algún tipo de patología.

Silencio o reparación

Ante lo sucedido, urge una respuesta clara. La diócesis debería proceder a un acto público de desagravio litúrgico y abrir una investigación para determinar las responsabilidades civiles y pastorales. Las autoridades locales, por su parte, deberían responder si concedieron el permiso para el uso del templo y si conocían el contenido de las actividades que allí se desarrollarían. También cabría considerar actuar penalmente contra los responsables por incitación al odio religioso o profanación en base a la legislación francesa. La difusión, ya desde España, a través de sus redes sociales, es en sí mismo un hecho que pudiera tener también implicaciones legales en España.

Este hecho no puede relativizarse como una anécdota más. Es una agresión directa al corazón mismo de la fe católica, ejecutada con saña, amplificada con orgullo y —lo que es aún más grave— tolerada en un espacio consagrado al culto divino. Los católicos no podemos mirar hacia otro lado.

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