¿Ayudar a la Iglesia es marcar una X en el IRPF?

¿Ayudar a la Iglesia es marcar una X en el IRPF?

Cada año, la campaña de la casilla de la Iglesia en el IRPF invita a los católicos a “apoyar a la Iglesia en sus necesidades.” Pero, ¿de qué tiene verdadera necesidad la Iglesia hoy? Para muchos, no es de dinero, sino de algo más profundo: libertad y valentía.

En un contexto donde el Estado parece alejarse cada vez más de los principios cristianos, la dependencia económica de la Iglesia de las ayudas estatales plantea preguntas difíciles. ¿Es realmente conveniente que una institución fundada sobre la fe en Cristo dependa de un Estado cuyas políticas muchas veces contradicen sus enseñanzas?

El quinto mandamiento de la Iglesia nos invita a “ayudar a la Iglesia en sus necesidades”, pero el concepto de “necesidad” no se limita a lo material. En la Iglesia primitiva, cuando la fe estaba viva y vibrante, los cristianos compartían sus bienes, pero no dependían de ninguna autoridad estatal para sostener su misión. Hoy, las mayores necesidades de la Iglesia no se encuentran en su balance de ingresos, sino en su capacidad de actuar con independencia y firmeza moral, en su libertad para predicar el Evangelio sin compromisos y en la valentía para enfrentar los desafíos de una sociedad secularizada.

Cuando la Iglesia depende económicamente de un Estado que aprueba leyes contrarias a la dignidad de la vida y la familia, esta dependencia no solo compromete su libertad, sino que también puede diluir su voz profética. A veces, esa X en el IRPF parece un recordatorio de que la Iglesia acepta ser financiada por un sistema que no siempre respeta sus valores. ¿Es esta la forma en que queremos apoyar a una Iglesia que, hoy más que nunca, necesita libertad y valentía?

La paradoja de la dependencia económica

La relación económica con el Estado puede crear una paradoja incómoda. Una Iglesia libre para anunciar el Evangelio, para criticar las injusticias y para mantenerse firme en su doctrina no debería necesitar permisos ni favores financieros de quienes a menudo representan los poderes de este mundo. En lugar de fortalecer su independencia, la dependencia económica limita su capacidad de expresar con claridad sus principios. Hoy, muchos católicos creen que la verdadera ayuda a la Iglesia pasa por reforzar su autonomía, no por reforzar su dependencia.

Entonces, ¿cómo podemos realmente ayudar a la Iglesia en sus necesidades? Quizás sea el momento de apostar por una ayuda directa, en nuestras parroquias, en nuestras diócesis, en iniciativas que contribuyen a la misión de la Iglesia sin pasar por las manos del Estado. Una ayuda que fortalezca su libertad, sin condicionar sus principios. Marcar la casilla de la Iglesia en el IRPF es una opción legítima, pero también lo es no hacerlo. La ayuda más necesaria para la Iglesia, tal vez, es aquella que respalda su independencia, que le permite actuar con la valentía de quien no depende de los favores ni las concesiones de ningún poder terrenal.

¿Es la X en el IRPF un deber moral ineludible para el católico? No necesariamente. Ayudar a la Iglesia en sus necesidades puede significar optar por fortalecer su independencia y apoyar su libertad. Hoy más que nunca, la Iglesia necesita valentía para ser fiel a sí misma, y esa valentía se alimenta de una comunidad de creyentes que la apoya con libertad, sin las ataduras de una dependencia económica con el Estado. Ayudar a la Iglesia es mucho más que una casilla: es fortalecer su misión sin compromisos que limiten su espíritu.

Ayuda a Infovaticana a seguir informando