Nemanja Majdov, destacado judoca serbio y campeón mundial y europeo, ha sido sancionado por la Federación Internacional de Judo (FIJ) con una suspensión de cinco meses, por haberse santiguado antes de un combate en los Juegos Olímpicos de París 2024. La medida ha generado controversia, ya que Majdov se ha negado a disculparse por este gesto.
El comunicado oficial de la FIJ, enviado tanto a Majdov como a la Federación Serbia de Judo, destaca que el judoca infringió el Código Ético y las Reglas Deportivas al realizar un signo religioso en el terreno de juego. El incidente se produjo durante los octavos de final de la competición de 90 kg, en un combate frente al griego Theodoros Tselidis, el pasado 31 de julio.
Majdov comunicó la sanción a través de sus redes sociales, informando que la FIJ le prohíbe participar en cualquier torneo o evento oficial durante cinco meses. «Durante la quinta jornada de los Juegos Olímpicos de París, usted mostró un claro signo religioso al entrar en el terreno de juego antes de su combate», señaló la FIJ en su carta. Esta suspensión incluye tanto competiciones como entrenamientos y preparaciones para futuras competiciones.
La sanción fue recibida por el deportista a comienzos de septiembre. Majdov, de 28 años, expresó su descontento con la decisión: «El Señor me lo ha dado todo, tanto en lo personal como en mi carrera, y él es el número uno para mí. Estoy orgulloso de eso, y no cambiará bajo ninguna circunstancia». El judoca lamentó que el judo, un deporte al que considera bello y exigente, se vea envuelto en este tipo de situaciones.
En su defensa, Majdov se mantuvo firme en su negativa a disculparse. Como cristiano, señaló que su fe es una parte central de su vida y su carrera, y no está dispuesto a renunciar a sus creencias. Este posicionamiento ha incrementado el debate en torno a la sanción impuesta y a la relación entre deporte y expresión religiosa en eventos internacionales como los Juegos Olímpicos.
Declaraciones del judoca
En un comunicado público, Majdov explicó su postura: «Hace 15 días recibí un aviso de la Federación Mundial de Judo sobre una suspensión de cinco meses por violar los códigos religiosos. Más precisamente, por persignarme al entrar en un combate en los Juegos Olímpicos. Tengo prohibido participar en todos los torneos, campos de entrenamiento y prácticas. Por supuesto, en mi discurso de defensa no quise disculparme por el bautismo. Nunca lo haré. El Señor me lo dio todo, para mí es el número uno. Esto no cambiará bajo ninguna circunstancia. Lamento que un deporte tan hermoso y difícil como el judo haya caído en tales cosas».