El sacerdote de las parroquias de Bordóns y Dorrón, en el municipio de Sanxenxo, Pontevedra, ha sido denunciado por agredir a un vecino.
El incidente ocurrió durante las fiestas de Bordóns, dedicadas a San Roque y a la Virgen del Carmen. Tras la misa, el párroco presuntamente agredió al vecino, quien es un miembro destacado de la Asociación San Pedro. Según la denuncia presentada por la víctima, el sacerdote le dio dos bofetadas.
La víctima declaró que la agresión fue inesperada y ocurrió al finalizar la procesión. Posteriormente, se vivieron momentos de tensión, con testigos indicando que no era la primera vez que se producía un incidente similar.
El párroco Ricardo Vidal fue denunciado el pasado lunes por Antonio Miniño, tesorero de la Asociación San Pedro, quien afirmó que el sacerdote le agredió después de la procesión de San Roque y la Virgen del Carmen.
“El domingo llegó a la misa molesto y ofendiendo a los feligreses”, explicó el denunciante. Durante el proceso de guardar las imágenes de los santos en la iglesia, Miniño relató que el párroco se le acercó diciendo: “contigo tengo que hablar yo”, y luego procedió a abofetearlo.
Tras la agresión, se generó un ambiente de tensión en la iglesia, y algunos vecinos entraron al templo. Según Miniño, los feligreses lo persuadieron para que se retirara y llamara a la Guardia Civil, quienes le indicaron que podría presentar la denuncia al día siguiente.
Tanto Antonio Miniño como su hijo, Esteban Miniño, presidente de la Asociación San Pedro, mencionaron que después del incidente, fueron contactados por el Arzobispado de Santiago. “Me dijeron que mantuviera la calma, que ellos se encargarían de resolverlo”, comentó el tesorero de la asociación. Sin embargo, cuando fueron consultados por el Diario de Arousa, desde la Archidiócesis de Santiago negaron tener conocimiento del altercado, afirmando que “aquí no ha llegado nada, no estamos al tanto de una denuncia. Sin certezas, no podemos tomar decisiones”.
Al día siguiente, la víctima formalizó la denuncia ante la Guardia Civil. Desde entonces, ni Miniño ni su familia han tenido más contacto con representantes de la iglesia. “Es una vergüenza que digan que no saben nada”, expresó Miniño, agregando que tanto él como los vecinos desean que el cura sea trasladado de la parroquia.