Una escandalosa “injerencia”

Una escandalosa “injerencia”

A pocos meses de haber sido elegido Pontífice urbi et orbi, aquel 13 de marzo de 2013, era Jorge Mario Bergoglio entrevistado por su estimado Antonio Spadaro S.J., director a la sazón de la revista de los jesuitas en Roma, La Civiltà Cattolica. En dicha conversación, el recién proclamado Papa afirmó, reflexionando acerca de las “tareas urgentes” a las que se enfrenta la Iglesia en este momento histórico, aquel inusitado e imprevisto: «No podemos seguir insistiendo sólo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos»1. Quién hubiera imaginado que lo que parecían palabras emitidas en un contexto de cordialidad y amistad, lo que justificaría una aparente falta de rigor dogmático, se convertiría en una auténtica petición de principio, que marcará a fuego el signo de un Pontificado lleno de escándalos teológicos, concesiones inmorales, irregularidades institucionales, partidismos enfrentados, y peores relativismos doctrinales y pastorales.

Hace unos días, la Congregación para la Doctrina de la Fe, antaño Santo Oficio, ahora regido por el nuevo gran valedor de Bergoglio en materia doctrinal, el cardenal compatriota Víctor Manuel «Tucho» Fernández, emitía a la luz pública un documento con sentido de ‘declaración’, titulado Fiducia supplicans, algo así como ‘implorando confianza’. Este escrito, asentido por el Papa, no hubiera causado más escándalo ni provocado más altisonancia si no hubiera sido porque en él se proclama lo que durante estos diez años se venía proponiendo y anhelando. ¡Se permite la bendición a las parejas homosexuales! Pero no cualquier bendición, y ojo con lo que entendamos por dicho acto espiritual, que interpela al Espíritu Santo directamente. Se cuida muy bien el texto de distinguir, en un clara manifestación de esa descarada «hermenéutica creativa»2, de la que alertaba San Juan Pablo II en su inmortal Veritatis splendor (1993), dos tipos de bendiciones. Habría, según los visionarios postuladores de la nueva “Iglesia inclusiva”, una bendición ascendente, que es la que Cristo, por medio del Espíritu Santo, nos ofrece para elevarnos a la presencia luminosa del Padre, y una bendición descendente, esto es, una nueva categoría de acto “pseudo-sacramental”, “no ritualizada”, popular, evidente hechura quimérica del “universalismo igualitario” de Bergoglio, por el cual no sería necesario adscribirse a ningún credo religioso ni a ninguna moral sistemática, so pena de inquietar la resolución voluntariosa del que se acerca “sin fe específica” a Dios. Al consagrado religioso encargado de llevar a cabo esta nueva suerte de bendición, se le exigiría evitar «la rigidez de algunos esquemas doctrinales o disciplinares, sobre todo cuando dan lugar a un elitismo narcisista y autoritario, donde en lugar de evangelizar lo que se hace es analizar y clasificar a los demás, y en lugar de facilitar el acceso a la gracia se gastan las energías en controlar»3.

Mediante formulaciones claramente improvisadas, y apoyándose únicamente en el testimonio de sus propias publicaciones y manifestaciones expresadas para todos, Bergoglio abre la veda para que radicalmente cualquier persona, por el hecho de ser humano, al modo del hombre roussoniano innatamente bondadoso, pueda acercarse al Amor de Dios, que no exige nada, ni siquiera ser santos, pues ahora sabemos que «la santidad no es un programa de esfuerzos y renuncias»4.

En una expresa intención de promover la laxitud moral y la relativización de la importancia de los sanos contenidos de la Fe, al tiempo que se desprecia como opresor y sojuzgante todo intento “autoritario” de prevenir los actos intrínsecamente pecaminosos y ofensores contra Dios, Bergoglio pretende subvertir los pilares eternos e inmutables de la Iglesia fundada por Jesucristo, mientras ya se empieza a hablar de una “iglesia de la tercera generación”, esto es, una comunidad de religiosos sin compromisos morales ni cognitivos, pero que son su mero activismo cumplirían el sueño permanente de un Orden Espiritual donde por fin la paz, sin concesión divina, reine in saecula saeculorum.

Luis F. Prado Hidalgo


  1. https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2013/september/documents/papa-francesco_20130921_intervista-spadaro.html
  2. San Juan Pablo II, Veritatis splendor, 1993, 56.
  3. Congregación para la Doctrina de la Fe, Fiducia supplicans, 2023, 25.
  4. Papa Francisco, Conferencia programada en la Universidad Lateranense del 9 al 11 de noviembre para el 40 aniversario de la constitución apostólica «Divinus Perfectionis Magister”.

 

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