De la Jornada Mundial de los Pobres, a la prensa solo le interesan los trans

De la Jornada Mundial de los Pobres, a la prensa solo le interesan los trans

En la Jornada Mundial de los Pobres, una iniciativa de Francisco con siete años de vida, el Papa comió con 1.200 indigentes en el Aula Pablo VI. Entre los comensales había algunos transexuales y, naturalmente, para los medios ese exiguo contingente se convirtió en el protagonista de la noticia.

Associated Press, la agencia internacional de noticias que marca la agenda informativa para la abrumadora mayoría de medios de todo el mundo, titula: ‘Mujeres trans elogian mensaje de inclusión del papa Francisco’. Con lo que, siguiendo la habitual queja de Francisco, los pobres sin confusión de género volvieron a ser víctimas de ‘la cultura del descarte’.

Pero, para ser totalmente justos, no solo es noticia porque los medios lleven ya unos años absolutamente obsesionados con ‘normalizar’ la ideología de género y elevar a los altares a los de género confuso, sino que la propia Curia parece lanzar guiños en esa dirección siempre que le es posible.

Los últimos ‘dubia’ de escándalo -parece que se va a convertir en el género de moda para vender la renovación con Tucho Fernández al frente de Doctrina de la Fe- se refería a estos sujetos, a quienes se admitía al bautismo y al padrinazgo de bautizados, se entiende que sin necesidad de que se aclaren sobre su género, algo que ha tenido adecuada respuesta por parte de muchos comentaristas, incluyendo al predecesor de Fernández, el cardenal Gerhard Müller.

Pero también hemos informado de las reuniones regulares que parece mantener el Santo Padre con representantes de este ‘colectivo’, de quienes habla aplicándoles el sexo elegido y no el real, como si realmente fuera una confusión del Creador.

AP se solaza en este abrazo evidente a las modas ideológicas del mundo cuando informa de que “el reciente gesto de bienvenida del papa Francisco a los católicos transgénero ha resonado fuertemente en una ciudad costera de clase trabajadora al sur de Roma, donde una comunidad de mujeres trans ha encontrado ayuda y esperanza a través de una relación notable con el pontífice forjada durante los tiempos más oscuros de la pandemia”.

Al parecer, el párroco del lugar ha propiciado que estas personas visiten cada mes, los miércoles, al Papa en las audiencias, donde se les asignan asientos VIP. Cuando llegó el COVID-19, el Vaticano las llevó en autobús a sus instalaciones de salud para que pudieran vacunarse antes que la mayoría de los italianos.

El domingo, estas mujeres (muchas de las cuales son inmigrantes latinoamericanas y trabajan como prostitutas) se unieron a más de 1.000 personas pobres y sin hogar en el auditorio del Vaticano como invitadas de Francisco a un almuerzo para conmemorar el Día Mundial de los Pobres de la Iglesia Católica.

Los pobres, dijo el Maestro, estarán siempre con vosotros, y alguien ha debido entender la frase como queriendo decir que siempre pueden esperar. Las estrellas ahora, incluso en una jornada nominalmente dedicada a los ‘descartados’, son los transexuales, de quienes se podrá decir muchas cosas, pero no que nuestra cultura los descarte, sino que más bien los sube a los altares.

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