Monseñor Francisco Conesa a InfoVaticana sobre el diaconado femenino: «No existe ningún consenso»

Francisco Conesa, obispo de Solsona

Monseñor Francisco Conesa, obispo de Solsona, fue uno de los obispos españoles que ha participado en la Asamblea sinodal celebrada en Roma durante el mes de octubre.

Junto a Conesa, también participaron en representación del episcopado español el arzobispo de Valladolid, monseñor Luis Argüello y el arzobispo emérito de Zaragoza Vicente Jiménez Zamora, además del cardenal Omella por designación del Papa.

El prelado ilicitano ha concedido una entrevista a InfoVaticana para abordar los trabajos sinodales en los que acaba de participar.

P-¿Qué valoración hace de la experiencia de haber participado en la Asamblea del Sínodo?

R-Doy gracias a Dios por haber tenido la oportunidad de participar en este Sínodo y de vivir la catolicidad de la Iglesia. Ha sido una experiencia preciosa de oración, de escucha y de discernimiento en común, con el objetivo de ayudar a la Iglesia a crecer en sinodalidad y, de esta manera, impulsar la evangelización. A lo largo del Sínodo he ido comprendiendo mejor que el camino sinodal está radicado en la tradición de la Iglesia y se desarrolla a la luz de lo que dice el Concilio Vaticano II sobre la Iglesia como misterio y como pueblo de Dios, llamado a la santidad. En cierto sentido es una profundización y concreción de lo que dijo el Concilio sobre la Iglesia. 

P-¿Cómo valora la presencia de laicos en un Sínodo que en teoría es algo reservado solo para obispos?

R-La presencia de los laicos, como también la de los religiosos y los sacerdotes, fue muy enriquecedora. Valoro particularmente la presencia de mujeres, cuya voz y sensibilidad aportó mucho a este Sínodo. En los diversos círculos menores en que estuve, la presencia de los laicos fue estimulante. De acuerdo con la constitución Episcopalis communio, que regula el Sínodo de los Obispos, el Santo Padre, según el tema y las circunstancias, puede llamar al Sínodo a algunos que no estén revestidos del ministerio episcopal. Teniendo en cuenta que el tema a tratar era la sinodalidad de todo el pueblo de Dios, nuestro Papa Francisco consideró oportuno convocar algunos religiosos y laicos. Su presencia en el Sínodo no cambia la naturaleza de la Asamblea, que es y sigue siendo episcopal.

P-¿Cuáles fueron los temas más discutidos durante la Asamblea sinodal?

R-En la Asamblea se habló, sobre todo, de cómo se puede concretar la sinodalidad -que expresa la naturaleza de la Iglesia- en actitudes de escucha, de acogida, de inclusión de los más pobres y de corresponsabilidad de todos los bautizados en la misión de la Iglesia. Se habló también de la necesidad de promover una espiritualidad fuerte, una espiritualidad de comunión, y de que la fuente constante de la comunión reside en la Eucaristía. El clima en que se trataron estos temas fue de escucha mutua en respeto, acompañado por muchos momentos de silencio.

P-¿Notó una diferencia de temas abordados o preocupaciones en función del país de origen de los participantes?

R-Sí. Ciertamente los participantes traían consigo las preocupaciones y esperanzas de sus iglesias particulares. La perspectiva con la que se afrontan los temas varía mucho si contemplas las cosas desde un país donde los cristianos son perseguidos, como Myanmar, desde un país en guerra, como Ucrania o Sudán del Sur, o desde el occidente acomodado, como Australia o Canadá. Fue una riqueza escuchar voces diferentes y sentir que es realidad que la unidad de la Iglesia se realiza en la diversidad.

P-Muchos de los participantes han reconocido que la cuestión del diaconado femenino acaparó muchas conversaciones, ¿Cuál es su posición sobre esta cuestión?

R-Esta cuestión apareció en las síntesis de algunos grupos y algunas intervenciones libres, pero no se puede decir que acaparó los trabajos del Sínodo. A este respecto, lo que el Sínodo recomienda -tal como aparece en la Síntesis- es realizar una reflexión más profunda sobre el diaconado, considerándolo en sí mismo y no sólo como una etapa transitoria para acceder al presbiterado. La profundización en la teología del diaconado podría iluminar la cuestión del acceso de las mujeres al diaconado, sobre la que, ciertamente, no existe ningún consenso.

P-¿Y sobre el celibato sacerdotal? ¿Cree que debe ser abolido como plantean algunos?

R-Tampoco fue una cuestión que centró las intervenciones en el aula. En uno de los círculos menores en los que estuve trabajamos el tema de la relación entre el ministerio ordenado y el sacerdocio bautismal. Lo que dijimos allí era que el celibato era una gran riqueza de la Iglesia latina y un signo de la entrega generosa de los sacerdotes por el reino de Dios. 

P-Hay quienes temen que en la próxima Asamblea del Sínodo en octubre del año que viene, se puedan aprobar cambios en la doctrina, ¿ve esto posible?

R-Conviene recordar que el Sínodo es una Asamblea consultiva, por lo que no tiene la atribución de realizar cambios doctrinales. El Sínodo es una Asamblea de obispos convocados por el Sucesor de Pedro para ofrecer su consejo sobre un tema por él indicado, que en este caso es la comunión, participación y misión en una Iglesia sinodal. Esto es lo que haremos.

P-Aunque la síntesis final del Sínodo no habla expresamente sobre la cuestión ‘LGTB’, sí que ha sido un tema que ha estado sobre la mesa como la bendición de parejas homosexuales, ¿cree que existe una agenda para intentar que la Iglesia católica apruebe y acepte esta cuestión?

R-No se puede decir que esta cuestión haya estado en el centro de las discusiones. Lógicamente, cuando en el Sínodo se habló de que la Iglesia ha de mantener la actitud de Jesús, de acogida de todos, también se trató de la acogida de aquellos que tienen diferente orientación sexual como también de los divorciados vueltos a casar y de otras personas en situaciones irregulares. Pero me permito subrayar una afirmación de la Síntesis, que considero iluminadora: La escucha requiere una acogida incondicional. Esto no significa abdicar de la claridad en la presentación del mensaje del Evangelio, así como tampoco avalar cualquier opinión o postura.

Por otra parte, entiendo que algunas cuestiones estén en la agenda de los medios de comunicación, pero no fueron las cuestiones centrales debatidas en el Sínodo. Centrarse en ellas desvía la atención de los temas importantes que realmente sí se trataron.

P-¿Qué espera usted como obispo de este Sínodo?

R-Desearía que nos ayudara a valorar realmente la vocación y misión de todos los miembros del pueblo fiel de Dios. El bautismo -y también la confirmación y la Eucaristía- han ocupado un lugar central en el Sínodo, porque son ellos los que otorgan a los fieles la unción del Espíritu Santo y el sentido de la fe, con el que pueden discernir cuál es la voluntad de Dios sobre ellos y, también, qué pide a su Iglesia. Me gustaría que el Sínodo condujera a valorar realmente el sacerdocio bautismal y esto provocara en todos los fieles la conciencia de que somos corresponsables en la misión de anunciar a Jesucristo. Confío en que el Sínodo, fortaleciendo la comunión, nos haga crecer como Iglesia que evangeliza.