La diócesis de Łódź, la tercera ciudad más poblada de Polonia, solo ha ordenado a un sacerdote este año, un sorprendente indicio de la dramática caída de las vocaciones -y de la práctica religiosa- en la antaño “reserva espiritual” del catolicismo europeo.
La ordenación única de este año en la diócesis polaca contrasta con los diez del año pasado, una cifra ya alarmantemente baja. El seminario cuenta hoy con solo 31 estudiantes, frente a los 70 de 2006 y más de 100 durante el pontificado del Papa polaco Juan Pablo II.
En otra diócesis polaca, Olsztyn, este año no se ordenaron nuevos sacerdotes por primera vez desde 1950, informa el periódico local Gazeta Olsztyńska. En Cracovia, la segunda ciudad más grande de Polonia, hubo siete ordenaciones, la mitad de la cifra registrada hace dos décadas.
En 2021, 828 candidatos se unieron a seminarios en Polonia en su conjunto; para 2021, esa cifra se había reducido a solo 356 . Como resultado, varios seminarios cerraron, el más reciente en Łowicz, donde el obispo local admitió que ya no había suficientes estudiantes para sostenerlo.
“El hecho de que en los últimos años hayamos observado una disminución drástica en los nombramientos [para el sacerdocio] es innegable”, dijo a Gazeta Wyborcza Alfred Wierzbicki, sacerdote y profesor de la Universidad Católica de Lublin (KUL ). “Esta tendencia parece ser imparable”.
En los últimos años, Polonia ha experimentado un creciente escepticismo hacia la iglesia católica. Ese fenómeno es más visible entre los jóvenes y en las grandes ciudades. Según datos de CBOS, una agencia estatal de investigación, hoy en día menos del 25 % de los jóvenes polacos practican su religión con regularidad , frente al 70 % a principios de la década de 1990.