La Comunidad del Verbo de Vida, fundada en 1986, dejará de existir a partir del 1 de julio de 2023. Reunidos en la Abadía de Andecy (Marne), los miembros de esta comunidad fruto de la renovación carismática conocieron la noticia de boca del cardenal Jozef de Kesel. El arzobispo de Malinas-Bruselas, garante de la comunidad, tomó esta decisión el 24 de junio al final de una visita canónica que tuvo lugar de enero a abril pasados.
El consejo de la comunidad había solicitado esta visita tras la renuncia del moderador general en agosto de 2021, informa el semanario Famille Chretienne. Los tres visitantes designados escucharon a más de 200 personas y constataron disfunciones graves y sistémicas desde la fundación. Así, más de 240 miembros han dejado la comunidad en el espacio de treinta años.
Todos los intentos de clarificar el carisma, de darse una regla de vida estable, de asegurar un gobierno sereno, de garantizar en la Palabra de Vida el respeto a cada uno y la confianza, han fracasado, según una nota aparecida en la web de la comunidad. Los fundadores, Georges y Marie-Josette Bonneval, han sido acusados de ejercer abuso y control espiritual sobre varios de los miembros, y el guía espiritual del Verbo de Vida, Jacques Marin, sacerdote-obrero, fue acusado por varias mujeres de agresión sexual en el contexto del sacramento de la confesión. Este último falleció en 2019, tras un juicio canónico unos años antes.
François Touvet, obispo de Châlons, fue nombrado administrador de la Palabra de Vida hasta su disolución. En un mensaje dirigido al diocesano de Châlons, Monseñor Touvet es consciente del impacto de esta decisión, mientras que la abadía de Andecy es un lugar muy apreciado en la diócesis. “Creed que esta grave decisión se toma por el bien de los miembros de esta comunidad, aunque os cueste creer y comprender que allí se hayan podido producir tales disfunciones”, escribe.