Este miércoles 10 de abril, la Fundación Lepanto de Roma ha acogido la conferencia presidida por el teólogo Nicola Bux, quien fue consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, colaborador de Juan Pablo II y Benedicto XVI y autor de numerosos libros y artículos de carácter litúrgico y teológico.
‘Los sacramentos son la parte visible del Señor’
Presentado por el historiador italiano Roberto de Mattei, Nicola Bux, cuyo último libro publicado ha sido «Con los sacramentos no se bromea», ha impartido esta conferencia basada en el sentido sacramental de la vida cristiana.
Durante su intervención, el teólogo ha explicado que «Jesús nos ha dejado los sacramentos, que son la parte visible del Señor que queda entre nosotros». Los sacramentos son los instrumentos que Jesús ha querido dejar como medio para salvarnos, lo ha hecho por nuestra salvación. Descubrir los sacramentos en cierto sentido es descubrir a Jesús».
«Hoy en día se habla a menudo de la Palabra de Dios y tenemos que comprender que su Palabra se convierte en carne, en Jesús mismo. Conocer los sacramentos significa conocer a Jesús. Nosotros a Jesús no le vemos, pero podemos hacerlo a través de los sacramentos. Los sacramentos son los gestos y palabras de Jesús mismo, son los instrumentos para lograr nuestra salvación».
Nicola Bux hizo además una comparación entre los sacramentos y «los medicamentos». Señaló que, al igual que un medicamento puede salvarnos, también puede «convertirse en un veneno». Es lo que ocurre, por ejemplo, cuando se recibe el sacramento de la Sagrada Comunión sin cumplir los requisitos para recibirla dignamente.
‘Han sido reducidos al ámbito social’
El teólogo lamenta la banalización de los sacramentos como consecuencia de una crisis de Fe y defiende que han «sido reducidos al ámbito social». Explica que «todos los sacramentos tienen una dimensión social, pero no podemos olvidarnos que los sacramentos son personales».
«A pesar de que los sacramentos se celebren de forma común, en un rito colectivo, siempre lo recibe la persona en singular. Los sacramentos son personales, la relación entre el Señor y nosotros no es una relación colectiva, es una relación personal, hasta el punto que nos hacemos miembros del Cuerpo de Cristo».
«La Comunión la recibimos personalmente, incluso cuando han tratado de reducir todo a un gesto colectivo. Sin embargo queda siempre la obligación de recibir personalmente la Confesión. A pesar de que haya tentativas de socializar los sacramentos, comprendemos que nos dan una responsabilidad personal, ninguno se puede esconder detrás de otro, cada uno de nosotros cuando muramos estaremos solos frente a Dios para responder ante nuestras acciones». «Muchos no saben ni siquiera rezar solos», lamenta el teólogo.
Por último, explica que la Eucaristía «es un sacrificio eterno» y lamenta como a día de hoy se utilizan algunas iglesias y lugares sagrados con otros fines. Asimismo, defiende que la Sagrada Comunión «debe recibirse en la boca», porque lo que recibimos «no es cualquier trozo de pan, es el Cuerpo de Cristo».