Arquimedios Guadalajara.– “Y yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. El mandato de Jesús al Apóstol Pedro está consignado en el Evangelio de san Mateo. Y añade: “Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos”
Este pasaje es interpretado por la Iglesia como el momento en que Jesús, antes de su Pasión, Muerte y Resurrección, designó a Pedro como jefe de la institución que estaba naciendo.
Desde entonces, la Iglesia ha tenido 266 papas y se suma un nuevo Pontifice para llegar a 267. Existen algunos casos, -mínimos, por cierto-, en que hubo situaciones especiales, por ejemplo, el de Benedicto IX que fue proclamado en tres ocasiones o el de algún antipapa. La lista, sin embargo, es absolutamente confiable.
En el primer siglo después de Cristo hubo cinco Papas: Pedro, Lino, Anacleto, Clemente y Evaristo. Ya desde entonces, por tradición, fueron romanos, aunque el primero de ellos, Pedro, era judío
La tradición de designar Papas italianos se rompió en octubre de 1978 con la elección del polaco Karol Wojtyla (Juan Pablo II), seguido del alemán Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) y posteriormente Mario Bergoglio (Francisco I), argentino.
El Papa asume también la titularidad de la Diócesis de Roma, y desde la creación del Vaticano como Estado independiente de Italia, es también jefe político de ese Estado.
Una de las virtudes papales, limitada a cuestiones de fe, es la infalibilidad, es decir, cuando define una doctrina sobre la fe de manera explícita y para toda la Iglesia. Esta característica la precisó el Concilio Vaticano I (1869-1870), que por cierto se suspendió a causa de la guerra entre Francia y Prusia.
El primer Concilio, el de Nicea, tuvo lugar en el año 325 en la actual Turquía y su propósito fue terminar con la controversia y definir de forma clara y contundente la naturaleza divina de Jesucristo. Algunos concilios se enfocaron en definir verdades y otros en desmentir herejías.
En 1962 el Papa Juan XXIII convocó al segundo Concilio Vaticano, que duró prácticamente cuatro años y fue concluido por el papa Paulo VI. El propósito de este Concilio fue la adopción de algunas prácticas eclesiásticas, por ejemplo la celebración de la Misa en el idioma de cada país, el ecumenismo (diálogo con otras iglesias cristianas) y la ampliación de las actividades de los laicos.
Hoy en día, inmersa en un cambio de época y con más de 1,400 millones de fieles en el mundo, la Iglesia Católica inicia el pontificado de un nuevo sucesor de Pedro. El trabajo que le espera es enorme, gigantesco, formidable. Que Dios lo ilumine
El autor es LAE, licenciado en Filosofía y periodista. Es académico de la Universidad Autónoma de Guadalajara.
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