Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales del Vaticano, se encuentra en México para una visita que pretende reforzar las relaciones entre el Estado Vaticano y México. Uno de los eventos principales fue el discurso pronunciado en la nunciatura apostólica de México el pasado 25 de julio, durante la celebración de la “Fiesta del Papa”, en honor al inicio del pontificado del papa León XIV. El arzobispo y diplomático Gallagher destacó la resiliencia del pueblo mexicano frente a las “heridas silenciosas de la humanidad” —pobreza, violencia, corrupción y desigualdad económica— y reafirmó el compromiso de la Santa Sede para colaborar con México en la promoción de la paz y el desarrollo humano integral.
En su visita que se extiende del 24 al 29 de julio, Gallagher sostuvo encuentros con autoridades del gobierno y eclesiásticas, incluyendo al canciller Juan Ramón de la Fuente, la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, y la titular de la Unidad de Asuntos Religiosos, Clara Luz Flores. También se reunió con el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), mRamón Castro, y el secretario general, Héctor Pérez, para fortalecer los lazos entre la Santa Sede y México.
En el discurso en la nunciatura apostólica, el arzobispo resaltó el papel histórico de la Iglesia en México, desde los primeros misioneros como Fray Juan de Zumárraga, quien sentó las bases para escuelas, hospitales y la protección de los pueblos indígenas, hasta la presencia de la Virgen de Guadalupe como símbolo de unidad y puente cultural desde su aparición en 1531. “Su imagen, sus palabras, su mirada maternal no fueron impuestas, sino aceptadas; no eran ajenas, sino familiares”, afirmó Gallagher, subrayando su relevancia como un faro de fe y cohesión social en el país.
También reconoció los desafíos actuales de México, señalando que “las heridas causadas por el crimen organizado, la corrupción y la desigualdad económica son reales”. Sin embargo, destacó la resiliencia del pueblo mexicano y la labor de la Iglesia, que “ha estado y sigue estando presente en las aulas, los hospitales, el campo y los barrios, proclamando que cada persona está hecha a imagen y semejanza de Dios”. En este contexto, llamó a la Iglesia a caminar junto a la sociedad civil y el Estado, “no para dominar, sino para servir; no para imponer, sino para acompañar”.
La ceremonia en la nunciatura apostólica reunió a miembros del cuerpo diplomático acreditado en México, del gobierno de México y representantes religiosos y laicos, en un evento privado que marcó un hito en las relaciones bilaterales entre México y la Santa Sede, restablecidas formalmente en 1992. Gallagher transmitió la oración y la buena voluntad del papa León XIV, quien, según el arzobispo, inicia su pontificado con un llamado a la justicia, la reconciliación y la paz.
La agenda de Gallagher incluirá una misa en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe el domingo 27 de julio, un gesto de profunda comunión con el pueblo mexicano y su devoción mariana.
La visita de Gallagher se enmarca en un contexto de creciente interés por parte del gobierno mexicano en consolidar vínculos con la Santa Sede, que pretende también formalizar la posible visita del papa León XIV, solicitud que la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, entregó en la salutación por el inicio de pontificado del Papa Prevost, el 18 de mayo.
Gallagher concluyó su discurso en la nunciatura apostólica subrayando la importancia del multilateralismo y la cooperación internacional para abordar las crisis globales, destacando que la diplomacia debe ser un “acto de justicia” que priorice el bienestar de la humanidad.
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