Pasión de Cristo de Iztapalapa ya es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

Pasión de Cristo de Iztapalapa ya es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

En un hito cultural para México, la UNESCO ha inscrito la «Representación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en Iztapalapa» en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La decisión, tomada durante la vigésima sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, celebrada en Nueva Delhi el 10 de diciembre, reconoce esta tradición centenaria como un testimonio vivo de la creatividad humana, la diversidad cultural y la cohesión comunitaria. Esta inscripción eleva el perfil internacional de una de las manifestaciones religiosas más emblemáticas de la Ciudad de México y busca, de acuerdo con su expediente, resaltar su contribución a la sostenibilidad, la igualdad de género y el desarrollo económico inclusivo.

La tradición se remonta a 1833 cuando surgió como una promesa de gratitud de los habitantes de Iztapalapa al Señor de la Cuevita, la imagen venerada en esa zona de la Ciudad de México por detener la devastadora epidemia de cólera en la cuenca de México. Diez años después, en 1843, inspirada en el teatro evangelizador introducido durante la colonización española, se realizó la primera representación escénica. Desde entonces, ha evolucionado de un simple acto de agradecimiento a una representación con gran significado litúrgico y expresión cultural profunda de religiosidad popular que une a las generaciones de los Ocho Barrios originarios: San Lucas, San Pedro, San Miguel, San Pablo, San Ignacio, San José, La Asunción y Santa Bárbara.

Cada año, esta puesta en escena atrae a millones de espectadores de todo el mundo, convirtiendo las calles del centro de Iztapalapa y el Cerro de la Estrella en un escenario vivo. La preparación comienza en diciembre del año anterior con una convocatoria comunitaria para seleccionar actores, seguida de ensayos intensivos y trabajos logísticos.

La representación propiamente dicha se extiende desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, recreando pasajes bíblicos clave: la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, la Última Cena, el Lavado de Pies, el Juicio, el Viacrucis y la Crucifixión. Culmina el 3 de mayo con una ceremonia de bendición de cruces en el Cerro de la Estrella, reafirmando la promesa original y transmitiendo la tradición a las nuevas generaciones.

 

 

 

 

El Comité Organizador de Semana Santa en Ixtapalapa A.C. (COSSIAC), conformado por residentes nativos de los Ocho Barrios, juega un rol central en la organización. Sus miembros, que deben tener al menos cinco años de colaboración previa, garantizan que la tradición se mantenga fiel a sus raíces mientras incorpora elementos contemporáneos.  La nominación, presentada por México y aprobada por unanimidad, destaca cómo la representación trasciende su origen religioso para convertirse en un símbolo de identidad cultural. En un contexto de urbanización acelerada, fortalece la cohesión social, promoviendo valores como la solidaridad, el respeto y el bien común. Además, contribuye al desarrollo sostenible: se realiza en áreas protegidas como el Cerro de la Estrella fomentando la conservación ambiental y genera oportunidades económicas para artesanos locales que elaboran vestuarios, escenografías y adornos tradicionales.

Según el expediente de nominación, la tradición ha evolucionado para incluir perspectivas de género, reconociendo el rol de las mujeres no solo como actrices, sino en posiciones de liderazgo dentro del COSSIAC. Esto alinea con los principios de la Convención de la UNESCO de 2003, que enfatiza la salvaguardia del patrimonio inmaterial como herramienta para el diálogo intercultural y la paz. México, que ya cuenta con elementos como la charrería, la cocina tradicional y las fiestas indígenas dedicadas a los muertos en la lista, suma ahora esta manifestación, consolidando su posición como uno de los países con mayor diversidad cultural reconocida a nivel global.

El proceso involucró una amplia participación comunitaria, desde asambleas en los barrios hasta la recopilación de testimonios históricos, asegurando el consentimiento libre, previo e informado de los portadores.

Sin embargo, la inscripción también trae desafíos. El COSSIAC ha elaborado un Plan de Salvaguardia que incluye medidas como el registro legal de elementos gráficos, el mantenimiento de espacios urbanos como la Macroplaza del Jardín Cuitláhuac, y proyectos de educación ambiental para preservar el huizache usado en la Corona de Espinas. Apoyado por los gobiernos local, de la Ciudad de México y federal, este plan busca mitigar impactos del turismo masivo, que en 2025 atrajo a más de 1.5 millones de visitantes y que a partir de este año ya es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

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