Durante la homilía dominical pronunciada el 17 de agosto en la catedral de Apatzingán, el obispo Cristóbal Ascencio García lanzó una dura denuncia contra la indiferencia ante la violencia que azota la región de Tierra Caliente en Michoacán. Contrario a las afirmaciones que insisten en una disminución de los homicidios, el prelado afirmó que «no se pueden hacer concesiones ni alianzas con el mal» y rechazó la idea de que «nada pasa» en esta zona, donde «cada día se pierden vidas a manos del crimen organizado». Sus palabras, pronunciadas ante una congregación atenta, resaltan una realidad que choca con el optimismo oficial: extorsiones, cobro de piso y desplazamientos forzados que afectan a comunidades enteras.
El obispo, conocido por su valentía en denunciar la inseguridad en una de las diócesis más golpeadas por el narcotráfico, detalló en su homilía que las cuotas de protección siguen vigentes y que hay desplazados en municipios como Apatzingán y Tepalcatepec. Mencionó específicamente a comunidades como Mesas del Terrenate, que sufrieron un segundo éxodo hace apenas ocho días, dejando pueblos vacíos en medio de la disputa territorial entre grupos criminales. «Imaginen si les dijera aquí, en esta tierra caliente, que nada pasa, cuando la realidad es que cada día mueren personas que no debieron morir», enfatizó Ascencio García, cuya intervención fue capturada en un video difundido en redes sociales.
Esta denuncia llega en un momento en que el gobierno de Michoacán, encabezado por Alfredo Ramírez Bedolla, celebra una supuesta reducción del 60% en homicidios dolosos durante su administración, pasando de 259 casos en octubre de 2021 a 103 en julio de 2025, con un promedio diario que bajó de 8.3 a 3.4 asesinatos. A nivel federal, la presidenta Claudia Sheinbaum ha destacado una disminución del 12% en homicidios en los últimos cuatro meses, con enero de 2025 como el mes más bajo en ocho años. Sin embargo, estos datos oficiales contrastan con la realidad en el terreno, donde la violencia no solo persiste, sino que en algunos periodos ha aumentado, cuestionando la efectividad de las estrategias de seguridad.
Pese a las cifras triunfalistas, los registros independientes y reportes periodísticos revelan un panorama sombrío en Apatzingán y su entorno. Según el Observatorio Regional, en lo que va de 2025, se han acumulado 94 homicidios dolosos solo en Apatzingán hasta mayo, posicionando al municipio como uno de los más violentos del estado. En junio, la cifra subió a 23 asesinatos, con jornadas negras como la del 25 de ese mes, cuando se reportaron tres homicidios en menos de 12 horas, sumando 10 en el mes. Julio no fue mejor: al menos 16 homicidios, tres muertes en enfrentamientos y dos por explosiones, culminando en una ola que obligó a reforzar operativos interinstitucionales el 23 de julio.
A nivel estatal, Michoacán ocupa el cuarto lugar nacional en homicidios dolosos durante los primeros dos meses de 2025, con Apatzingán, Morelia, Zamora y Uruapan concentrando más del 50% de los 142 asesinatos de enero. Para mayo, se registraron 105 homicidios en todo el estado, y junio mostró un aumento generalizado en comparación con el mismo mes de 2024, con 167 hechos violentos. Estos números no solo contradicen la narrativa de «baja consolidada», evidencian un incremento en la letalidad, con un 24.4% más de asesinatos con armas de fuego en abril de 2025 respecto al año anterior.
La raíz del problema radica en las disputas territoriales entre organizaciones criminales que operan en Tierra Caliente. Grupos como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Los Viagra, Cárteles Unidos y La Familia Michoacana mantienen una guerra abierta por el control de rutas de drogas, extorsiones y recursos como el cultivo de limón. En abril de 2025, alianzas como la del CJNG con Los Viagra intensificaron la violencia, con enfrentamientos que involucran minas antipersonales, drones explosivos y reclutamiento de mercenarios colombianos.
En mayo, choques entre el CJNG y La Familia Michoacana en Tuzantla duraron 24 horas, mientras que en Apatzingán y Buenavista se reportaron narcobloqueos y enfrentamientos que dejaron vehículos incendiados y dos policías muertos. Recientemente, el Departamento de Estado de Estados Unidos sancionó a líderes de Cárteles Unidos y Los Viagra el 18 de agosto, reconociendo su rol en la escalada de violencia en la región.
Los desplazamientos, como los denunciados por el obispo, son una consecuencia directa. En marzo, entre 2,000 y 3,000 personas huyeron de Tepalcatepec hacia Estados Unidos por la violencia. En agosto, ataques armados del CJNG el 10 de agosto en Tepalcatepec provocaron nuevos éxodos, con enfrentamientos que dejaron heridos y comunidades resguardadas. A pesar de esto, el gobernador Bedolla negó reportes de desplazados en julio, ilustrando la brecha entre la realidad y el discurso oficial.
La voz del obispo Ascencio García no es aislada; en marzo, él mismo alertó sobre el grave desplazamiento forzado que genera problemas adicionales como inseguridad en Morelia. Su denuncia actual obliga a cuestionar: ¿Hasta cuándo el gobierno seguirá minimizando una crisis que cobra vidas diariamente? Es hora de acciones concretas, no de estadísticas manipuladas, para restaurar la paz en Tierra Caliente. La indiferencia, como advirtió el obispo, no es opción. El fragmento de la homilía pronunciada por el IV obispo de Apatzingán, puede verse aquí:
Ayuda a Infovaticana a seguir informando
