Editorial Agencia Católica de Noticias. «Ataques a la Navidad»

Editorial Agencia Católica de Noticias. «Ataques a la Navidad»

En un mundo cada vez más polarizado, la Navidad, esa celebración milenaria de esperanza y redención, enfrenta ataques persistentes que buscan despojarla de su esencia cristiana.

En Europa, donde las tradiciones navideñas han sido pilar de la identidad cultural, se observan intentos de reescribir su historia o diluirla en nombre de la «inclusividad». Estos episodios distorsionan el pasado y amenazan el futuro de una festividad que une a comunidades en torno al nacimiento de Cristo.

Uno de los casos más escandalosos ocurrió recientemente en Francia, donde el canal público France Info publicó un video que vincula los mercados navideños con el nazismo, alegando que esa ideología adaptó esta tradición en los años 30 para legitimar el nacionalsocialismo. La pieza, que generó indignación masiva, ignora los orígenes medievales de estos mercados, datados en el siglo XIII en Alemania, y reduce una costumbre alegre a un legado oscuro. Críticos como el European Conservative calificaron esto de «indecencia histórica», argumentando que es un intento de deslegitimar las raíces cristianas de Europa en un contexto de secularismo agresivo en una «guerra contra la Navidad», donde medios progresistas equiparan tradiciones inocuas con totalitarismos para justificar su erosión.

Otro ejemplo alarmante proviene del Reino Unido donde el consejo municipal de Portsmouth, controlado por los Liberal Demócratas, ha prohibido a los inquilinos colocar coronas de adviento en las puertas amenazando con multas. Aunque se argumenta como medida práctica para evitar daños en las puertas o riesgos de incendio, el contexto revela una sensibilidad exacerbada hacia la «diversidad». En una Europa que promueve la pluralidad, ¿por qué se ve la corona –símbolo de eternidad y bienvenida cristiana– como ofensiva? Esta directiva, emitida en diciembre de 2025, refleja una tendencia más amplia. En aras de no «molestar» a minorías, suprimen manifestaciones públicas de fe.

En España, la felicitación navideña de la familia real para 2025 ha desatado críticas por su ausencia total de símbolos festivos. La tarjeta muestra al rey Felipe VI, la reina Letizia y sus hijas en una foto veraniega y solo un mensaje genérico de «Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo 2026». Esto se percibió como capitulación ante el secularismo, diluyendo el mensaje cristiano en un saludo neutro. Críticos ven un síntoma de monarquías europeas que, presionadas por la diversidad, optan por lo “políticamente correcto”, abdicando de la identidad y de su razón de ser.

Estos ataques no son aislados; forman parte de una corriente que vacía la Navidad de su núcleo espiritual.

En México, no podemos permitir que esta erosión cruce el Atlántico. Como afirman los obispos en su mensaje navideño 2025, «Del pesebre a la esperanza», la Navidad es contemplación del misterio donde Dios se hace vulnerable para sanarnos. Ellos enfatizan la familia como santuario, María de Guadalupe como portadora de amor divino, y el 2026 como año de esperanza conmemorando a los mártires cristeros. «La esperanza no defrauda porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones» (Rom 5,5), recuerdan, urgiéndonos a reconstruir nuestra patria con fe. México, con su devoción guadalupana y tradición de posadas, debe fortalecer estos valores contra el relativismo, si no, corremos el riesgo de una Navidad donde el Niño Dios sea solo un adorno sin significado.

 

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