Construir una alternativa depende de nosotros

Construir una alternativa depende de nosotros

Elsa Méndez / ACN.- Nuestro México atraviesa una crisis profunda. Y no me refiero solo a lo económico o político, sino a algo aún más grave, una crisis de sentido, de verdad y de libertad. Cada día vemos con dolor cómo el gobierno actual ha ido acumulando poder a costa de nuestras instituciones y nuestras libertades. Ha golpeado la democracia, ha silenciado voces, ha asfixiado a quienes generan empleo y ha despreciado a la vida y a la familia, promoviendo ideologías que no responden a la realidad de las personas, sino a intereses que dividen y confunden.

La concentración del poder, el clientelismo disfrazado de justicia social, la ideologización en las escuelas, la presión a las empresas que dan empleo y la fractura del tejido familiar son señales claras de un régimen que se ha alejado del bien común. Frente a todo esto, es comprensible que muchos se sientan cansados, decepcionados o incluso resignados. Pero en medio de ese cansancio, también puede nacer una convicción porque México no está perdido y no podemos rendirnos.

No podemos quedarnos callados ni resignarnos al “mal menor”. Nuestro país necesita una alternativa, una salida que no vendrá de los mismos de siempre ni del cálculo político sino de personas libres, valientes y comprometidas con la verdad.

Necesitamos una propuesta con visión, con carácter y con principios. Una propuesta que defienda la vida sin pedir disculpas, que proteja a la familia sin titubeos, que respete la libertad sin condiciones y que construya una economía que genere empleo real, no dependencia disfrazada de ayuda.

Hoy, en medio de este momento crítico, ha levantado la voz una figura que representa algo distinto, Ricardo Salinas Pliego. No es un político tradicional. Es un empresario, un líder, un ciudadano que ha demostrado compromiso con México desde los hechos, no desde los discursos. Ha sido claro al denunciar los errores del régimen y valiente al defender la libertad de expresión, la propiedad privada, la libre empresa y la dignidad de las personas.

Su liderazgo no nace de una ideología, sino de una visión práctica, firme y profundamente conectada con la realidad del país. No es perfecto, porque nadie lo es, pero representa una alternativa real, con experiencia, con determinación y con la capacidad de decir lo que muchos prefieren callar.

Hay una opción, una alternativa que nos requiere a todas las personas que queremos algo mejor para nuestro país y eso debemos construirlo desde ahora.

Estamos en diciembre y no es casualidad que esta reflexión llegue justo ahora. Esta Navidad es el mejor momento para impulsar nuestro compromiso con la verdad, con la libertad y con el futuro de nuestras familias.

Además, es importante recordar que la auténtica esperanza no viene de las personas, viene de Dios. De ese Dios que nace en medio del silencio, en medio de la noche, en medio de un mundo herido. Que esta Navidad, Cristo vuelva a nacer en nuestros hogares y en nuestros corazones. Que su luz nos recuerde que no estamos solos, que la oscuridad no tiene la última palabra. Que el Niño Dios nos conceda sabiduría para elegir bien, valentía para defender lo que creemos y esperanza para construir un México con fe y con libertad.

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