Ya estamos en el domingo Gaudete, el 2025, año jubilar, toca a su fin, lo empezamos con el Papa Francisco y lo terminamos con el Papa León XIV, un pontificado no acaba de terminar y el otro no termina de comenzar. El mundo, la iglesia, se encuentran en una encrucijada en la que todos estamos convencidos de que las viejas fórmulas no sirven y las nuevas no terminan de aparecer. La generación del ‘espíritu conciliar’ no encuentra donde encarnarse y va desapareciendo de forma acelerada con sus primaveras, los brotes verdes, que los hay, siguen sis poder desarrollarse con fuerza rodeados de cizaña muerta. Pero es Gaudete, la Navidad está a las puertas y no es tiempo de mirar hacia atrás. El contador interno de nuestro blog nos dice que hoy llegamos al Specola 3.300, nada mal, seguimos: «Gaudéte in Domino semper: íterum dico, gaudéte».
En el Aula Pablo VI el Papa León XIV recibió en audiencia a los participantes del Jubileo de la Diplomacia Italiana y enmarcó su discurso centrándose en la importancia del Jubileo para quienes trabajan en relaciones internacionales. «En la diplomacia, solo quienes realmente esperan buscan y apoyan el diálogo entre las partes», vinculando la esperanza con la capacidad de «confiar en la comprensión mutua incluso ante las dificultades y tensiones». La esperanza no es optimismo genérico , sino una disposición concreta que nos impulsa a buscar «los mejores caminos y palabras para llegar a un acuerdo». La misión diplomática debe estar al servicio del bien común, pero señaló las « desviaciones » del «cálculo para el beneficio propio» o del equilibrio entre rivales que, al negociar, «ocultan sus respectivas distancias».
Un punto central del discurso se centró en la dimensión cultural del idioma. León XIV recordó que «llamamos a nuestra lengua materna nuestra lengua materna», porque expresa la cultura de la patria y «une al pueblo como una familia». A través del idioma, observó, cada nación manifiesta «una comprensión específica del mundo», desde su sistema de valores hasta sus gestos cotidianos. De ahí el enfoque en los contextos multiétnicos: «se hace indispensable fomentar el diálogo, fomentando la comprensión mutua e intercultural» como signo concreto de «acogida, integración y fraternidad». «Solo cuando una persona es honesta, de hecho, decimos que es ‘un hombre de palabra’», afirmó, porque cumplir la palabra es señal de «constancia y fidelidad, sin vuelta atrás». «Como los sentidos y el cuerpo, también debe educarse el lenguaje», porque ser cristianos y ciudadanos honestos significa «compartir un vocabulario capaz de decir las cosas como son, sin dobleces». «En un contexto internacional herido por el abuso y el conflicto, lo opuesto al diálogo no es el silencio, sino la ofensa».
Estamos en Italia y la audiencia con el Papa León XIV empezó con la celebración de la Santa Misa presidida por Parolin en el Aula Pablo VI, un escenario poco habitual. En su homilía reflexionó sobre la «complejidad geopolítica de nuestro tiempo», sus «profundas tensiones» y sus «escenarios cambiantes», el cardenal repasó varios de ellos, empezando por Tierra Santa, «donde el dolor de poblaciones enteras se entrelaza con la dramática historia de un conflicto que parece no tener tregua». También habló de Ucrania, donde el prolongado conflicto está causando «destrucción y desconfianza», y el silencio de las armas parece ser un horizonte que se aleja, justo cuando cada vez más personas perciben su urgencia vital.
El Papa León XIV ha escrito un mensaje a los participantes del encuentro de sacerdotes, monjas y seminaristas latinoamericanos que estudian en Roma. El texto, fechado el 9 de diciembre de 2025 (Memoria de San Juan Diego), identifica la frase evangélica «Sígueme» como criterio para la formación y la vida consagrada. La vocación surge de una libre elección del Señor y no puede reducirse a la autorrealización ni al reconocimiento social. León XIV recuerda que la llamada se dirige a los «pecadores y débiles»: los elegidos no están separados del mundo, sino enviados. Seguir no es el camino de los «perfectos», sino de quienes se dejan elevar y guiar en la lógica de la cruz. Se necesitan discípulos que proclamen la primacía de Cristo con su voz clara en sus corazones.
Georg Gänswein ha sido objeto de las misericordias del Papa Francisco durante años. No es extraño que su reaparición en Roma, después de su forzado exilio, y en el Vaticano esté en todos los medios. Fue recibido oficialmente por el Papa León XIV en su despacho privado en el tercer piso del Palacio Apostólico, donde el pontífice recibe diariamente a jefes de Estado y de Gobierno, así como a obispos y cardenales de la Curia. Fue desahuciado y repatriado después de la muerte del Papa Benedicto, el Papa Francisco lo exilió en Alemania sin ningún cargo. Tras una dolorosa reconciliación accedió a asignarle un nuevo cargo: Embajador de la Santa Sede en las Repúblicas Bálticas, una Nunciatura que abarca tres estados: Letonia, Lituania y Estonia. Gänswein declaró a los periodistas asistentes a la presentación de su libro «Dios es la Verdadera Realidad» que se siente romano, tras haber vivido en la capital durante 26 años, y también reveló que se había reconciliado con Francisco antes de su muerte. ¿Volverá al Vaticano?.
Cuatro muertes en 24 horas, en pleno Jubileo de los Presos, han vuelto a poner la emergencia carcelaria en el primer plano de la agenda nacional en Italia. Una mujer murió de sobredosis en la cárcel de mujeres de Rebibbia, en Roma, y otra fue hospitalizada. Un hombre se suicidó en Viterbo, mientras que otro se quitó la vida en la cárcel de Lecce. Y un hombre de 45 años de Formia murió en Tor Vergata tras meses en coma y arduos períodos de rehabilitación por una paliza que sufrió mientras estuvo encarcelado en Rebibbia. El Papa no ha hecho mención de estos hechos que suponemos se repiten y ocultan en todo el mundo, pero si Fisichella: «Me enteré de la muerte de una mujer en la prisión de Rebibbia justo cuando varios magistrados y yo iniciábamos una conferencia sobre prisiones. Guardamos un minuto de silencio, también para reflexionar». «Es una noticia verdaderamente triste, pero nos obliga una vez más a examinar la situación de penuria, sufrimiento y falta de dignidad en la que viven los presos».
Cada vez son más frecuentes y, por el cabreo que provocan en lo peor de nuestra sociedad, vemos que son muy eficaces. Las reuniones de hombres, de rodillas, en oración en lugares públicos son realmente revolucionarias. En Croacia, el fenómeno de los llamados «klečavaci», literalmente «los arrodillados», ha vuelto a cobrar protagonismo con fuerza . Así se definen con cierto desdén a los hombres asociados al movimiento definido como ultracatólico «Muževni budite» («Compórtense varonilmente», en referencia a la Primera Carta de Pablo a los Corintios). Durante tres años, este movimiento ha atraído a un número creciente de hombres de todas las edades a las calles de todo el país. Cada primer sábado de mes, los fieles —todos hombres— se reúnen en sesiones públicas de oración en plazas céntricas como Trg Jelačić , el corazón de Zagreb, para rezar el rosario, a menudo portando banderas y pancartas con invocaciones a la Virgen María. Los hombres croatas han expresado su oposición al derecho al aborto, han exigido que las mujeres se vistan de forma no provocativa y se oponen a las relaciones sexuales prematrimoniales. Rechazan rotundamente las acusaciones de nostalgia del régimen de la Ustacha —«somos apolíticos»— y de antimujeres — «rezamos para ser mejores hombres, esposos y padres». Las feministas están cabreadas y han firmado una petición, ya presentada al Parlamento, que exige la prohibición de las oraciones públicas solo para hombres, «en nombre de las dieciocho mujeres asesinadas en 2025».
Tenemos súplica al Papa León XIV que se puede firmar en En Tua Justitia Libera me Domine. «Como Pueblo de Dios, le pedimos, Santo Padre, que dirija su atención al Dicasterio para la Doctrina de la Fe. En estos primeros meses de su pontificado nos ha ofrecido la imagen de un hombre de Dios que escucha, discierne y, cuando es necesario, interviene revisando radicalmente posiciones previamente sostenidas. Todos aprecian la delicadeza con la que intenta «arreglar» discretamente algunas decisiones de su predecesor. Esto es sin duda muy bello y ofrece una imagen de verdadera caridad cristiana. Ahora, Santo Padre, acogiendo el “sentir” de tantos miembros del Pueblo de Dios, le pedimos, por el bien de la Iglesia y también de la persona interesada, que sustituya al actual Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal Fernández. No queremos entrar en el fondo de las razones que impulsaron al Papa Francisco a quererlo en ese cargo. Sin embargo, no podemos ignorar el hecho de que desde el principio, cuando se anunció que sería el prefecto, muchos expresaron su decepción, especialmente en su país natal, Argentina. A lo largo de los años transcurridos desde que asumió el cargo de prefecto, muchos pronunciamientos han estado plagados de ambigüedad; esto ha requerido necesariamente intervenciones cada vez nuevas para aclarar, profundizar y revisar lo que se había dicho anteriormente. Además, a la luz de lo que se sabe desde el principio y que ha vuelto a cobrar protagonismo en estos últimos días, el cardenal Fernández, debido a su personal propensión a un determinado estilo literario, no es ciertamente la persona más adecuada para desempeñar ese papel».