Benedicto XVI y los Reyes Magos, el diálogo y autocontrol del Papa Francisco, Urosa contra maduro, el schiaffo sigue.

Benedicto XVI y los Reyes Magos, el diálogo y autocontrol del Papa Francisco, Urosa contra maduro, el schiaffo sigue.
Es estos tiempos revueltos, de confusión y caos,  intentamos poner un poco de serenidad y pensamos que nos ayuda en este día de la Epifanía del Señor la reflexión que realiza el Papa Benedicto XVI en su libro sobre la infancia de Jesús:
Tal vez fueran astrónomos, pero no a todos los que eran capaces de calcular la conjunción de los planetas, y la veían, les vino la idea de un rey en Judá, que tenía importancia también para ellos. Para que la estrella pudiera convertirse en un mensaje, debía haber circulado un vaticinio como el del mensaje de Balaán,  podían haber concurrido a que se pudiera percibir en el lenguaje de la estrella un mensaje de esperanza. Pero todo ello era capaz de poner en camino solo a quien era hombre de una cierta inquietud interior, un hombre de esperanza, en busca de la verdadera estrella de la salvación. Eran sabios; representaban el dinamismo inherente a las religiones de ir más allá de sí mismas; un dinamismo que es búsqueda de la verdad, la búsqueda del verdadero Dios, y por tanto filosofía en el sentido originario de la palabra.

Podemos decir con razón que representan el camino de las religiones hacia Cristo, así como la autosuperación de la ciencia con vistas a él. Están en cierto modo siguiendo a Abraham, que se pone en marcha ante la llamada de Dios. De una manera diferente están siguiendo a Sócrates y a su preguntarse sobre la verdad más grande, más allá de la religión oficial. En este sentido, estos hombres son predecesores, precursores, de los buscadores de la verdad, propios de todos los tiempos.

La promesa contenida en estos textos extiende la proveniencia de estos hombres hasta el extremo Occidente (Tarsis-Tartesos en España), pero la tradición ha desarrollado ulteriormente este anuncio de la universalidad de los reinos de aquellos soberanos, interpretándolos como reyes de los tres continentes entonces conocidos: África, Asia y Europa. El rey de color aparece siempre: en el reino de Jesucristo no hay distinción por la raza o el origen. En él y por él, la humanidad está unida sin perder la riqueza de la variedad. Más tarde se ha relacionado a los tres reyes con las tres edades de la vida del hombre: la juventud, la edad madura y la vejez. También esta es una idea razonable, que hace ver cómo las diferentes formas de la vida humana encuentran su respectivo significado y su unidad interior en la comunión con Jesús.
Queda la idea decisiva: los sabios de Oriente son un inicio, representan a la humanidad cuando emprende el camino hacia Cristo, inaugurando una procesión que recorre toda la historia. No representan únicamente a las personas que han encontrado ya la vía que conduce hasta Cristo. Representan el anhelo interior del espíritu humano, la marcha de las religiones y de la razón humana al encuentro de Cristo.
Después de esas sencillas, claras, sabias y sublimes reflexiones queda demasiado vulgar adentrarnos en la cruda realidad. Este es el fin de nuestro blog y por desgracia seguimos con el schiaffo pontificio, murales exaltando la violencia del Papa Francisco, justificaciones que nada justifican, siguen las consecuencias de los sucesos de San Silvestre.
El Papa Francisco pide mantener encendida la llama del diálogo y ‘autocontrol’ para evitar la escalada de violencia que se va extendiendo.  Todo esto suena a muy vacío iluminado por agresividad que se ve con evidencia en los sucesos de San Silvestre. Hoy, más que nunca, el Papa Francisco puede entender que hay gente que puede perder la paciencia incluso ante las tonterías pontificias. En Venezuela las cosas se complican y el cardenal Urosa tiene muy claro de que lado hay que estar y que parece ser el contrario del Papa Francisco.
No seremos nosotros los que discutamos el origen hispano de los reyes magos y si el Papa Benedicto lo apunta por algo será. Esperemos que este año sean especialmente generosos con su Tarsis de origen que vive momentos complejos. A los amigos italianos les deseamos una excelente befana pero nos quedamos con nuestros reyes que tienen mucho más fundamento.
«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido?»
Buena lectura.
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