Pasada la Navidad entramos en su octava en la que se van cerrando las puertas jubilares, todo un símbolo de que un periodo a terminado, lamentable, y otro, imprevisible, se abre ante nuestra mirada. En Roma tenemos un frío impropio, será por lo del calentamiento, no bajamos de cero pero casi, y con la humedad habitual hay que tirar de fondo de armario. La presidente italiana felicita esta Navidad animando a aprovecharlas porque lo que viene será peor y esta noche se han producido los primeros ataques de Estados Unidos al isis en Nigeria por sus ataques a los cristianos, nos lo cuenta Trump: «Esta noche, bajo mi dirección como Comandante en Jefe, Estados Unidos lanzó un poderoso y letal ataque contra la escoria terrorista del ISIS en el noroeste de Nigeria, que ha estado atacando y asesinando brutalmente, principalmente, a cristianos inocentes, a niveles nunca vistos en muchos años, ¡e incluso siglos! Previamente les advertí a estos terroristas que si no cesaban la masacre de cristianos, se desataría un infierno, y esta noche lo hubo. El Departamento de Guerra ejecutó numerosos ataques perfectos, como solo Estados Unidos es capaz de hacer. Bajo mi liderazgo, nuestro país no permitirá que prospere el terrorismo islámico radical. Que Dios bendiga a nuestras Fuerzas Armadas y les deseo una FELIZ NAVIDAD a todos, incluidos los terroristas muertos, que serán muchos más si continúa su masacre de cristianos».
Ayer se llevó a cabo el rito de cierre de la Puerta Santa de la Basílica de Santa María la Mayor en la que está enterrado el Papa Francisco, presidida por el cardenal arcipreste Rolandas Makrickas. La primera Puerta Santa en cerrarse fue la especial, por deseo personal del Papa Francisco, en la prisión de Rebibbia. Le seguirán las de San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y, finalmente, San Pedro, cuando el Papa León presida el rito el 6 de enero, día de la Epifanía. En el Vaticano todo se mide y se pesa, los detalles no son causales, el Papa León ha empezado a usar, tener ya lo tenía, su escudo en la sotana blanca, ¿El pontificado ha comenzado?
El Papa León presidió la Misa del Gallo, algo habitual en los últimos pontificados, no lo es tanto su presencia en la Misa del día de Navidad. Esta celebración no había sido celebrada por ningún Papa desde Juan Pablo II. La última vez fue en 1994. Desde el pontificado de Pablo VI, los Papas generalmente confiaban esta celebración a un cardenal, reservándose la bendición Urbi et Orbi del mediodía. En la Urbi et orbi el mensaje central fue que Ucrania y Rusia deben dialogar: «Oremos de modo especial por el atormentado pueblo ucraniano: que cese el estruendo de las armas y que las partes implicadas, apoyadas por el compromiso de la comunidad internacional, encuentren el coraje de entablar un diálogo sincero, directo y respetuoso». Podemos y debemos hacer cada uno nuestra parte para rechazar el odio, la violencia y la oposición, y practicar el diálogo, la paz y la reconciliación». “No nos dejemos vencer por la indiferencia hacia los que sufren, porque Dios no es indiferente a nuestras miserias”. ¿Cómo no pensar en las tiendas de campaña en Gaza , expuestas durante semanas a la lluvia, el viento y el frío, y en las de tantos otros refugiados y desplazados en todos los continentes, o en los refugios improvisados de miles de personas sin hogar en nuestras ciudades?
Pocas veces hablamos de ellos, y cuando lo hacemos suele ser por problemas. Un artículo de hoy recuerda la función de los cuerpos de seguridad del Vaticano. Durante las apariciones públicas del Papa, especialmente durante las grandes celebraciones en la Plaza de San Pedro o durante los viajes apostólicos, la atención de los fieles suele ser captada por un grupo de hombres vestidos de negro que caminan delante del papamóvil , con auriculares, mirada alerta y movimientos rápidos. No visten los uniformes históricos de la Guardia Suiza ni de la Policía Vaticana. Sin embargo, representan el principal y más directo escudo de seguridad del Papa. Su vestimenta oscura de civil no es casualidad. Cumple con protocolos de seguridad internacionales específicos: garantiza libertad de movimiento, reconocimiento operativo inmediato entre los trabajadores y una mayor capacidad para mimetizarse con la multitud. Junto a ellos opera la Guardia Suiza Pontificia , que mantiene la protección de las residencias papales, los Palacios Apostólicos y los entornos institucionales internos. La Guardia Suiza Pontificia es el cuerpo militar en activo más antiguo del mundo, fundada en 1506. La Guardia Suiza no ejerce funciones de policía judicial, sino que representa la primera línea de protección física del Papa en espacios privados y durante los momentos más solemnes de la vida de la Iglesia. La Gendarmería del Vaticano es la fuerza policial del Estado de la Ciudad del Vaticano . Sus responsabilidades abarcan todo el espectro de funciones de seguridad: desde la prevención del delito hasta las investigaciones judiciales, desde el control territorial hasta la lucha contra el terrorismo, e incluso la gestión del orden público en grandes celebraciones.
Un volumen editado por Leo Guardado –profesor de la Universidad Fordham de Nueva York y discípulo del fundador de la Teología de la Liberación– recoge diversos ensayos de Gutiérrez, completándolos y editándolos de forma actualizada con referencias y notas bibliográficas. La obra se abre con un prefacio del Papa Francisco (pp. 5-10), una Nota de los editores peruanos (pp. 11-12), una Nota del Editor (pp. 13-14), una Nota del editor italiano (pp. 15-16) y un Prólogo que recorre el recorrido teológico de Gutiérrez y resume el tema de vivir y pensar en el Dios de los Pobres (pp. 17-35). La tercera parte del volumen se titula “La triple dimensión de la opción por los pobres” (pp. 211-280). Gutiérrez ilustra extensamente la hermenéutica de la esperanza que sustentó su vida y su obra teológica. La cuarta parte del volumen de Gutiérrez se titula “Los grandes desafíos a la propuesta de la buena noticia” (pp. 281-346).
No todo son malas noticias de Canadá, el ministro de Educación de la provincia canadiense de Alberta ha vuelto a poner a Cristo en la Navidad. Envió una carta a todos los padres antes de las vacaciones recordándoles que la Navidad se trata de celebrar el “nacimiento de Jesucristo”. “Esta es una época especial para celebrar el nacimiento de Jesucristo, el acontecimiento que sirve como piedra angular de la fe y trae al mundo un mensaje de esperanza, paz y amor. Es un momento para reflexionar sobre este profundo don y mirar con fe y optimismo el año que comienza”. Nicolaides dijo a los padres que su dedicación a “nutrir a la próxima generación refleja el espíritu de servicio y caridad que la Encarnación de Cristo inspira en todos nosotros”. Muchos comentarios, en general positivos que indican que “la izquierda se está derrumbando”. Incluso el servicio postal nacional de Canadá lanzó este año nuevos sellos postales que representan a la Sagrada Familia.
Respuesta inmediata y muy positiva del Secretario de Guerra, Pete Hegseth que ha prometido abordar el “debilitamiento” del cuerpo de capellanes militares: “Vamos a hacer que el Cuerpo de Capellanes vuelva a ser grande”, pero por ahora, el Pentágono ha cancelado los contratos de apoyo para las capillas del Ejército, incluidas las de los educadores religiosos católicos, administradores y músicos, “colocando una restricción insuperable al libre ejercicio de la religión”. En un mensaje de video optimista Hegseth denunció el actual papel “degradado” del cuerpo de capellanes militares. “En un ambiente de corrección política y humanismo secular, los capellanes han sido minimizados, vistos por muchos como terapeutas en lugar de ministros. La fe y la virtud se han intercambiado por la autoayuda y el autocuidado”. “Como primer paso hacia la creación de un entorno de apoyo para nuestros guerreros y sus almas, vamos a restaurar la estimada posición de los capellanes como anclas morales para nuestra fuerza de combate”. “El capellán es el pastor y el pastor de las almas confiadas a su cuidado”, señaló Hegseth, citando el Manual del Capellán del Ejército de 1956. “Este es un ministr alto y sagrado”, dijo. “Pero esto solo funciona si nuestros pastores tienen la libertad de guiar y cuidar con valentía a su rebaño”.
La Oficina del Secretario de Guerra está al tanto de la carta del 17 de octubre escrita por el arzobispo Broglio. “El Congreso reconoció en la década de 1850 que la falta de una provisión adecuada para la capellanía militar privaría a las tropas de su derecho a ejercer libremente sus derechos. Esta obligación también ha sido reconocida por los tribunales federales, incluyendo la Corte Suprema , más recientemente”. “Esta no es la primera vez que el Pentágono comete un error. En 2020, la Armada anunció su intención de cancelar contratos vitales para garantizar el acceso de los marineros católicos a los sacramentos, pero la Armada rápidamente cambió de postura”. “El Ejército debería hacer lo mismo ahora”.
Aprovechando esta noticia recordamos lo importante que es la misión de un capellán entre los soldados. En el extremo norte de Times Square en la Ciudad de Nueva York, justo delante de las escaleras rojas que también sirven de techo a la taquilla TKTS de ofertas para el teatro, se encuentra la estatua de un sacerdote católico. Representa al padre Francis P. Duffy (1871-1932), el clérigo más condecorado en la historia del ejército de Estados Unidos, de pie sobre un pedestal y con una enorme cruz celta a su espalda. La sección triangular de Times Square es más conocida como Father Duffy Square. Su historia quedó inmortalizada en la película de 1940 The Fighting 69th (en España Regimiento heroico), protagonizada por James Cagney y con Pat O’Brien interpretando al capellán. El padre Duffy es recordado por su valentía en el campo de batalla, administrando los últimos sacramentos, atendiendo a los heridos y cuidando de los muertos. Excediéndose con creces en sus deberes de capellán, el padre Duffy ejerció de líder para sus hombres, les levantaba la moral mientras se preparaban para entrar en batalla y consolaba a los heridos. En su propio libro Father Duffy’s Story, el padre Duffy contaría luego la historia del Fighting 69th.
Así describió la celebración de una misa de Pascua a las puertas de una iglesia en un pueblo francés: “Tengo una congregación de la vieja fe de aproximadamente tres mil almas. Por lo general están dispersos entre cinco o seis pueblos franceses, cuando están de descanso, y más dispersos aún entre trincheras y localidades abandonadas cuando están en el frente”. Antes de una batalla, el padre Duffy solía caminar por las trincheras dando la absolución a los soldados. Al final de la lucha, describía la “desgarradora tarea” de enterrar a los muertos. “Conocía muy bien a estos hombres y los amaba como si fueran mis hermanos menores. Ha sido el día más triste de mi vida. Bueno, es el último acto de amor que puedo hacer por ellos y por sus padres en casa”. Fue galardonado con la Cruz por Servicio Distinguido, la Medalla por Servicio Distinguido, la Cruz por Servicio Conspicuo (de Nueva York), la Legión de Honor (de Francia) y la Cruz de Guerra (de Francia)
Tras la guerra, el padre Duffy sirvió como pastor de la iglesia de la Santa Cruz, ubicada a una manzana de distancia de Times Square, donde se yergue hoy su estatua. Allí estableció una misa de domingo y de días santos a las 2:15 de la madrugada para acomodarse a los intempestivos horarios de la comunidad del distrito de los teatros. El padre Duffy falleció el 26 de junio de 1932. Se celebró una misa militar solemne en la catedral de San Patricio con miles de asistentes. Una procesión de soldados, veteranos, policías y bomberos formó un cortejo fúnebre desde la iglesia de la Santa Cruz hasta San Patricio.
«…seréis llevados ante los gobernadores y reyes por causa mía, para que deis testimonio ante ellos y los gentiles».
Buena lectura.
