Mucha personas nos preguntamos hacia donde marcha la Asociación Católica de Propagandistas. Los vaivenes internos y externos son la prueba que han perdido la identidad que le dieron los fundadores.
Esa esencia del principio de su larga historia ha ido desde la militancia en la derecha más rancia hasta la militancia en la izquierda más extrema. El equipo que dirige Romero Caramelo está lleno de gente que no sabe lo que quiere ser cuando sea mayor. Tienen el complejo de todos los católicos actuales: sienten vergüenza de tener el calificativo de católico en su logo, en su ideario y en sus obras culturales y educativas.
El obispo que hoy les pastorea no tiene un pelo de tonto, pero parece que se hace el ídem ante las derivaciones y actuaciones de la ACdP sin poner los pies en pared.
La situación no merece ir por los actuales derroteros. Se impone una actuación del obispo actual o de la cúpula de la Conferencia Episcopal. En caso contrario mañana la Asociación estará llena de no «católicos», siendo una profunda contradicción para sus estatutos fundacionales y sus fundadores que se retorcerán en el nicho mortuorio.