Si es que no va a quedar nadie.
Y ante esa inmensa tragedia de la vida religiosa hay quien se cabrea porque lo contemos.
Que no se entere nadie no vaya a pensar la gente que lo hemos hecho muy mal.
Pues sí, lo habéis hecho muy mal. Y lo menos que podéis hacer es arrostrar vuestro fracaso, vuestra incompetencia, vuestra responsabilidad.