En el que no se salva nadie. Con acusaciones atroces de ser ciertas. Zaragoza no puede seguir así. Eso, de ser cierto, hay que lavarlo con lejía. Caiga quien caiga: Ureña, Arana, Omella… Y hasta es posible que todos.
Creo que el único que se salva es el actual obispo. Por lo que dice el artículo.