Y parece que ya no lo pueden sostener. Se resisten a entender que hoy, con internet, ya no se puede ocultar nada y si se intenta es peor. Porque el encubridor termina corrido a gorrazos, Sea quien sea. Que el dedo ya no se lo chupa nadie.
Zanchetta fue un clarísimo error de Francisco que se empeñó en hacerle obispo. Cuando ya fue imposible como obispo Francisco se lo llevó al Vaticano a un puesto que parecía importante aunque ahora se diga, mintiendo, que es una mierdecilla de puesto. Le han dejado ya al parecer sin actividad pero al parecer a mesa y mantel cuando donde debería estar es en la calle. Como Ricca, que ese, además de la mesa y el mantel, tiene espléndido puesto. ¿También tolerancia cero? ¿Piensan que somos idiotas?
Concluyan la investigación cuanto antes y si se confirma que el Zanchetta es un abusador sexual y de poder, un maricón con pintas, pues a la calle sin más. Y no estaría de más que Francisco dijera que se equivocó notablemente, no es necesario que reconozca que metió la pata aunque todos nos hayamos dado cuenta y que en adelante procure dominar esa tendencia suya de entusiasmarse con lo peor. Esa especie de coprofagia pontificia se la debería hacer mirar por un buen profesional que igual con unas pastillas se la hacía desaparecer.
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Y una fotografía más para añadir a la galería de las impresentable: Con Ricca, McCarrick, ahora este… Seguro que cualquier día alguien publica el álbum de la vergüenza. En las que se deshace en sonrisas él que cada vez más frunce el ceño y mira torvamente. Si es que esos son los que parecen gustarle. Lo peor de cada casa. Esos, abusando de seminaristas, no son quienes tienen que abandonar la Iglesia. Esos no odian, aman. ¿Estamos locos?