
No leo las numerosísimas intervenciones del Papa. Por falta de tiempo, por ser tantas, y hasta incluso por desinterés y por ganas de no enfadarme por considerarme insultado, de nuevo, por Su Santidad.
Hoy me llega esa fotografía con la frase adjunta. Yo no se lo he leído, ya he dicho que no suelo leerle, y no puedo dar fe de su veracidad. Aunque me gustaría que fuera un falso levantado por sus enemigos, que los tiene.
Si se tratara de una calumnia no tengo nada que decir salvo mi sentimiento de que haya católicos que levanten infundios contra el Santo Padre. Aunque también podríamos por como se ha llegado a eso.
Si de verdad lo hubiera dicho, y repito que no lo sé, me preocupa mucho que al Papa se le puedan ocurrir insensateces e incluso herejías. Esperemos que sean sólo ocurrencias que guarde en su corazón. Algunos piensan que de las primeras, unas cuantas. Y los hay que aseguran también las segundas.
Uno no ha visto, por titulares ajenos dignos de algún crédito, las herejías. Insensateces, según ni pobre opinión, algunas. Y puedo estar equivocadísimo en mi juicio. Cosa que además me encantaría. Repito que no sé si el Papa pronunció esa frase que le entrecomillan. Si la hubiera pronunciado me parece desafortunadísima.