
Hermenegildo y El Obispo, dos nicks frecuentes en este Blog, el primero frecuentísimo y seguramente el decano de los comentaristas, hacen observaciones muy atinadas sobre las visitas pastorales. Y no tengo duda de que algunas serán como dicen o se temen. Pero de esta de Burgos sé mucho porque un buen amigo de aquellos lugares me la refirió. Y estaba entusiasmado. Duró dos días íntegros durmiendo allí una noche y me dice que el obispo debió quedar agotado con la paliza que se dio. Visitó todas las iglesias y ermitas, la mayoría sin párroco, visitó a los enfermos, estuvo en tres residencias de acogida, dos de discapacitados y una de ancianos, abrazó a todos, en un lugar se reunió a almorzar con trescientos vecinos que le ofrecieron unas judías con «sacramento». Primero llegaron las judías , esas pintas maravillosas de Burgos, y luego una bandeja para cada cuatro comensales con el «sacramento»: morcilla, chorizo, tocino… La gente quedó encantada, tanto en el almuerzo como en los pueblos, no pocos en estas fechas casi despoblados, le hicieron cientos de fotografías y van a tener comentario vecinal para mucho tiempo.
Pues así fue esta visita pastoral de monseñor Herráez según me cuenta este testigo presencial. Que concluye su narración diciéndome: «Con unos cuantos obispos así cambiaba la Iglesia española. En Burgos están encantados con él». Algo más joven que yo pero no mucho me contaba también que fue en su ya no corta vida el primer obispo que le dio un abrazo. Aunque añadió que no por mérito personal de él sino porque abrazaba a todo el mundo
Me envió también unas declaraciones recientes del arzobispo de Burgos que os enlazo:
Creo que dicen no poco del talante pastoral de Don Fidel. Vale la pena leerlas. Como para pensar que ha sido una pena que le hayan encomendado una diócesis tan tarde.
De lo que son esos pueblos y la provincia de Burgos puede dar idea que Espinosa de los Monteros, la principal localidad de las visitadas, no llega a los dos mil habitantes. Y aun así, de entre los muchísimos ayuntamientos de la provincia, ocupa el catorce lugar por población. Son por tanto pueblos sin párroco, atendidos por unidades pastorales, a los que llega el sacerdote cuando puede y a muchísimos de ellos no todas las semanas. Y todos felices con la visita de su obispo.
Pueblos sin niños ni jóvenes, sin bautizos ni bodas y muchos funerales.
Os ilustro la entrada con una fotografía del arzobispo con unos niños, vestidos de gala para la ocasión, para dar un aire optimista a una situación de despoblamiento que hace muy difícil la atención pastoral. Aunque la visita de Don Fidel levantó, aunque fuera por dos días, la alegría de esos pueblos.
