Los reyes de Bélgica y sus hijos están haciendo el Camino de Santiago.
Es escasísima mi devoción por los monarcas actuales y recientes. Me parecen, incluidos cónyuges, un banderín de enganche para hacerse republicano. Pero en ocasiones, escasas, algunos se salen del marco anodino, cuando no indigno, habitual y se muestran en ejemplos, tampoco habituales, de naturalidad, familia y testimonio.
Como ahora los reyes de Bélgica y sus hijos o parte de ellos.
Es un detalle nimio, sin mayor trascendencia, pero que me ha gustado. Bélgica es una nación, de momento un reino, que debe su existencia al profundo sentimiento católico de sus gentes aunque hoy esté prácticamente extinguido. Su antepenúltimo rey, tío del hoy reinante, Balduino, fue un ejemplo de dignidad y de catolicismo. Del actual apenas sé nada y no me interesa mucho. Diría más bien que casi nada. Pero que él y su familia estén haciendo por etapas el Camino me parece muy bien.
Con lo que ya han recorrido creo, tampoco soy un especialista, que con bajar un día del Monte del Gozo y acercarse a dar el abrazo al Apóstol, tienen ya conseguida la Compostela. Que se sentiría orgullosa de entregársela al Rey de Bélgica y a su familia directa.
No puedo entrar en los sentimientos religiosos de la actual Familia Real Belga porque los desconozco. Pero algunos tienen. No están esquiando, navegando o refugiados en su dolce far casi niente sino que están recorriendo el Camino. Donde van a encontrar, entre sudores o fríos, con cansancio seguro, calor familiar, empresa compartida, paisajes inéditos, arte cristiano de la historia y un recuerdo que les va a acompañar siempre.
A los millones que han hecho ese Camino hoy les acompaña la Familia Real belga.
Me parece un hecho reseñable. Y tal vez inédito.
Pues hoy me siento algo más monárquico que ayer.
http://www.elmundo.es/pais-vasco/2018/04/04/5ac4e421268e3e5c478b45ee.html