Unos dicen que para San Sebastián y otros que para Bilbao y que a San Sebastián iría el auxiliar de Iceta.
Uno, de momento, se limita a recoger lo que oye que, también dicen, en breve, se confirmará o no.
Para que se cumpliese sería necesario trastocar dos de las tres diócesis vascas, y las más conflictivas, moviendo a los que hicieron el milagro de que comenzara a alborear la vida en una Iglesia asesinada. Y no precisamente por ETA. Por cierto que para las dos archidiócesis que decían eran los destinos de los dos obispos vascos les han buscado nuevos novios: el único «auxiliar» de los cuatro que tiene Madrid y el que dicen que se estrelló para Zaragoza. No falta quien indica que si todo sale bien para quienes se dice que están moviendo los hilos de todo ese enredo lo de Burgos sería mera estación de paso en el camino de Madrid con lo que se extremaría el odio a Fidel Herráez y se evitaría se repitiera que alguien llegara a Madrid con el único programa se desacreditar al emérito aunque para ello hubiera que hundir la diócesis. Que se consiguiera lo segundo y todo lo contrario de lo primero, solo acredita lo absurdo del propósito. En Sevilla, en cambio, el daño sería mucho más permanente y escandaloso.
Me pierdo en otras personas cuando de quien quería hablar era de Fernando Prado y sus amistades. Indiqué la del P. Ángel en la Iglesia de San Antón de donde podría venir la recomendación de Osoro. Hay otra que él mismo reconoce y valora. La de Manuel María Bru. En el libro Tejer historias del que Prado es editor. Y que podéis leer en internet. En la página 9 del mismo, Prado se refiere a esa amistad y después el testimonio de Bru es el que inaugura las historias del libro (pags. 13 y ss.).
Pues como a mí Bru no me gusta un pelo y lo he dicho bastantes veces, pues… los amigos de Bru no son mis amigos. Prefiero cien veces al P. Ángel.
Y a los que quieren saber todo, no insistan. No voy a decir más de lo que he dicho. Que entre uno y otro, el P. Ángel sin la menor duda.