López Muñoz, Daniel: Conversa con Xosé Chao Rego . Xerais, Vigo, 2002, 223 pgs.
Chao Rego nació en Villalba, como Rouco, como Fraga. El político en 1922, el sacerdote secularizado en 1932 y el cardenal en 1936. Falleció en 2015 por lo que las conversaciones debieron concluir cuando Chao aún no había cumplido 70 años.
Estamos pues ante una autobiografía interrogada desde la admiración y el afecto y que revela poca cosa. Un cura con estudios, también en Roma, no un doctorado, que apuntaba carrera, incluso un obispado, que no llegó. Eran días revolucionarios y Chao no era de los más radicales. Hasta que irrumpieron en su vida una mujer y el gallego, que se la cambiaron. La primera concluyó su carrera sacerdotal, secularizándose y casándose, también por la Iglesia, y el segundo, una verdadera conversión pues el gallego, aunque fuera su lengua nativa, no le marcaba ninguna prioridad, fue el que le dió más presencialidad social en su última etapa. Y también en el aspecto eclesial.
Las Romaxes de Crentes Galegos, Irimia, Encrucillada… tuvieron en Chao alma y protagonismo. Y radicalizaron un progresismo hasta entonces más aguado.
Todo está contado por él, con la colaboración comprometida de López Muñoz, y tiene un cierto interés aunque tampoco excesivo. En las conversaciones había fracasado su sacerdocio, su vida afectiva parecía consolidada y las Romaxes eran una presencia si bien no importante en la Iglesia gallega. Cuando trece años después falleció Chao sus Romaxes ya agonizaban y no suponían nada en la Iglesia.
Por los años de la desaparición de Chao le vi en una silla de ruedas por la rúa Nova o la del Villar, empujado por una mujer, seguramente la suya. Le seguí unos minutos con la mirada, nadie se detuvo con él, nadie le saludó, nadie le conocía. Ya no era nadie. Apenas le quedaba el amor de los suyos.
Sic transit gloria mundi