El organista con pendiente y tatuaje

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No me parecieron mal las intervenciones del organista en el Blog. Estaba dolido pero manifestaba un buen espíritu sacerdotal.

Su contradictor público parece también adicto al camuflaje aunque sin pendientes ni tatuaje. A su edad sería ya de traca.

Al nuevo le recomendaría que se quitara el pendiente que ya ve que no le aporta nada y le quita bastante. Así no se va de guay por la vida sino de hortera. Vale como pecadillo de juventud. No lo prolongue usted.

Sea como parece querer, un buen sacerdote. Eso es lo principal. Si además es un buen organista, mejor. Con que sea lo primero, a mí me basta. Siéndolo, no va a tener en mí un enemigo.

Por mi parte doy por terminado el tema «pendiente». Y hágame caso. Quíteselo.