
El provincial de España de la Compañía de Jesús ha hecho unas interesantes declaraciones con motivo del inminente comienzo de la Congregación General que, entre otras cosas, va a elegir nuevo prepósito general de la Compañía de Jesús en sustitución de la calamidad que ha sido Adolfo Nicolás Pachón.
Tienen la importancia de que proceden de una fuente oficialísima y que suponen una actualización de los datos, también oficiales que he aportado en la serie que dediqué a las órdenes y congregaciones religiosas. Las datos del Annuario Pontificio corresponden a 1 de enero de 2015, los que tiene el provincial de España son muy recientes. No voy a decir que de ayer mismo pero tal vez de hace dos o tres meses.
Ya digo que sus declaraciones son interesantes pero entiendo que les conviene una glosa para mejor comprensión de no pocos de los lectores. Pues los datos simplemente expuestos por Francisco José Ruiz siendo todos ciertos pueden no dar el retrato exacto de la Compañía hoy.
En primer lugar quiero señalar que su comparecencia la hizo con clergyman. Atuendo rarísimo entre los jesuitas españoles. Me parece muy bien y destacable. A ver si otros se animan a imitarle.
Nos comunicó que a la Congregación van a asistir nueve jesuitas españoles, entre ellos naturalmente él por razón de cargo. No queda claro, y yo no lo sé, si esos nueve jesuitas son los que envía la provincia de España o si en ellos están incluidos otros jesuitas que acudan por razón de cargo y que siendo españoles no residan en España. Sea lo que sea pienso que el peso de España en la Congregación general ha disminuido muy notablemente. Antes de la unificación de provincias creo que asistían a las Congregaciones generales todos los provinciales y dos miembros elegidos por cada provincia. Y había cinco, seis o tal vez siete provincias. Al ser sólo una la que hoy existe en España hace que el número de españoles se reduzca notablemente. Y tal como está la Compañía en nuestra patria no me parece mala noticia. Ignoro los nombres de los otros ocho designados. Digo que los nombres por lo que tampoco puedo conocer a las personas. Y ojalá sean de jesuitas desconocidos por la mayoría de la gente pues los conocidos o son pésimos o si son buenos no tienen la menor posibilidad de haber sido elegidos.
Se han preparado para el magno evento con una reunión que tuvo tres puntos principales. El primero la murga de las periferias. Que es un camelo que nos venden a todas horas. Si hay que irse del Pozo del Tío Raimundo o de Serrano la periferia es naturalmente la calle Serrano. Sus colegios más emblemáticos, y diría que casi todos ellos, están en las periferias: Chamartín, Sarriá… En Madrid sus residencias más conocidas están en Maldonado (barrio de Salamanca), Almagro (Chamberí), Pablo Aranda (El Viso). Auténticos lugares periféricos. No es ninguna crítica. Me parece muy bien. Pero que no nos vendan mulas averiadas e incluso inexistentes. A mí no se me ha ocurrido decir nunca que siguiendo los llamamientos del Papa Francisco me he ido a vivir a una periferia: Pozuelo de Alarcón.
Otro punto señalado fue el de la renovación del lenguaje de la Iglesia para llegar mejor a los alejados. También perplejo me he quedado. Porque llevan medio siglo renovando el mensaje, en ocasiones piensan no pocos que adulterándolo, y cada vez hay más alejados. Como para insistir en la renovación.
El tercer punto, en cambio, me parece importantísimo y actualísimo: cuidar la vida espiritual. Estoy convencido de que el descuido de la misma ha llevado a la Compañía a la sima en la que hoy se encuentra. Dios quiera que el verdadero cuidado de esa vida, en la tradición ignaciana, sea cuestión esencial en la Congregación que está a punto de inaugurarse. Pero de verdad. A ver si ese cuidado no va a ser un mayor descuido.
Os voy a poner un ejemplo elemental y hasta rústico. Supongamos, gracias a Dios no es el caso, al menos de momento, que me encuentro agotado ante cualquier mínimo esfuerzo, adelgazando notablemente sin ninguna medida para ello, con un dolor que nunca había tenido y que es persistente… Y en esa situación mi mujer y yo convocamos a nuestros hijos para contarles los planes de viaje que tenemos en proyecto, intercontinentales varios, que quiero cambiar de coche y pedirles su opinión sobre si un Audi o un BMV, cuáles son las reuniones familiares que tienen previstas para acomodar a ellas nuestra agenda y que nos echen una mano para ayudarnos a encontrar una casa mejor porque ya nos hemos aburrido de la nuestra. Y que nuestros hijos nos aplaudan todo sin que ninguno pregunte como me encuentro. Parece que lo sensato sería que antes de nada visitara al médico porque igual no había viajes, coche, casa ni eventos familiares. O sí pero después de mi recuperación. ¿No tiene nada que ver con la situación de la Compañía? Pues tal vez no. O tal vez sí.
En mi último análisis sobre la Compañía de Jesús, dentro del que hice de las órdenes y Congregaciones religiosas existentes en España, expuse que a 1 de enero de 2015 quedaban 16.740 jesuitas en el mundo. Datos oficiales que respaldaba el Vaticano. Teniendo en cuenta que a poco de terminarse el Concilio eran algo más de 36.000, se habían dejado casi 20.000 jesuitas en el primaveral camino por obra, o antiobra, de Arrupe, Kolvenbach y Nicolás. El provincial de España, que tiene datos más recientes, nos comunica que hoy, o hace algunos pocos meses, eran ya sólo 16.376. Es decir, 364 menos que hace año y medio. No es nada arriesgado augurar que dentro de un año, mes más o mes menos, habrán perdido el listón de los 16.000. Serán quince mil y bastantes. Y a este paso, dentro de tres o cuatro años, catorce mil y pico.
Claro que quince mil o catorce mil serían todavía una fuerza formidable de la Iglesia pero hay más rebajas. Y muy graves. Tres o cuatro mil son ya inútiles para todo ministerio salvo el de rezar. Y algunos centenares ya ni eso. Y dos o tres mil se aproximan a esa situación. Cada año que pasa son menos y mayores. Si esa no fuera la mayor preocupación de la Congregación General es que estaban locos. Y eso no se ataja con más de lo mismo. Porque está archicomprobado lo que de ello resulta. La extinción en el horizonte. En veinte años, si seguimos así, quedarán dos o tres mil jesuitas, ancianos en su mayoría.
El P. Ruiz nos da también datos, yo no los tenía, de la situación de España. Quedan 1.093 jesuitas que hoy ya serán algunos menos. En agosto han muerto 10 y en lo que va de septiembre, 6. Este año fallecerán unos 50 y sólo 6 novicios han emitido sus votos temporales. Y habrá que ver cuántos de ellos llegan a los perpetuos.
Está muy próximo el día en el que los jesuitas españoles sean menos de mil. Y de ellos un par de centenares retirados de todo, salvo de rezar y no todos, y otro par muy próximos a recogerse en las casas de ancianos. ¿Cuántos menores de cincuenta años aunque bastantes próximos a ellos? No lo sé pero no creo que superen los dos centenares.
Futuro pues muy negro el de la Compañía en el mundo y en España. ¿Conseguirá la Congregación general detener esta sangría que ya es hemorragia? Uno no es optimista pero pido a Dios que sí. Y os animo a todos que os unáis a mis oraciones. Para que se enmiende el camino cierto al suicidio. Una orden tan gloriosa, que tan inmensos servicios prestó a Dios y a su Iglesia, no puede acabar así. Hay muchos santos jesuitas en el cielo que están en eso. Y Dios, antes o después, proveerá.
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