Un joven historiador recopila el latín litúrgico que cantaba el pueblo español

Un joven historiador recopila el latín litúrgico que cantaba el pueblo español

En muchos pueblos de España aún pervive, en la memoria de las personas mayores, un tesoro casi desconocido: cantos litúrgicos en latín aprendidos de oído y transmitidos de generación en generación. Kyries, Glorias, Credos, Santos y Agnus Dei que durante décadas se cantaron en las iglesias parroquiales y que hoy están a punto de desaparecer. Conservarlos es el objetivo principal del proyecto que lleva adelante Pablo Delgado, historiador y músico, que recorre el país grabando estos cantos antes de que se pierdan para siempre.

En una entrevista concedida a Alfa & Omega, Delgado explica que, aunque recopila todo tipo de música religiosa popular, lo que más le interesa es precisamente ese latín popular cantado por la gente sencilla de los pueblos. No se trata de grandes coros ni de versiones académicas, sino de la forma en que el pueblo cristiano asimiló el latín litúrgico y lo hizo suyo.

El latín que cantaba el pueblo

“Lo que más me interesa es el latín popular”, afirma Delgado. Se refiere a las partes ordinarias de la misa —Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus y Agnus Dei— cantadas por fieles que, en muchos casos, no sabían latín, pero lo habían aprendido a través de la liturgia. Es un fenómeno que hoy resulta casi impensable, pero que fue habitual durante generaciones.

Estos cantos no seguían siempre modelos académicos ni gregorianos estrictos. Variaban de un pueblo a otro, se adaptaban a la tradición local y se transmitían oralmente. Precisamente por eso, explica Delgado, tienen un enorme valor histórico, litúrgico y espiritual: muestran cómo el latín no fue una lengua ajena, sino una lengua rezada y cantada por el pueblo cristiano.

Mucho más que música antigua

Aunque el proyecto incluye también cantos de religiosidad popular —rogativas, novenas, viacrucis o villancicos—, Delgado subraya que el latín ocupa un lugar central. Recuperarlo no es una cuestión estética ni nostálgica, sino una forma de comprender mejor cómo se vivía la fe y cómo se participaba en la liturgia antes de los grandes cambios de la segunda mitad del siglo XX.

Como historiador, su interés surgió al investigar la transición litúrgica tras el Concilio Vaticano II y el paso del Vetus Ordo al Novus Ordo. En archivos y bibliotecas encontró cantos de gran belleza, pero inaccesibles para el público. De ahí nació la decisión de salir a los pueblos y grabar directamente a quienes aún los recuerdan.

Un archivo vivo de la memoria litúrgica

Las grabaciones se van incorporando a un archivo digital público accesible a través de su web, Cantuscrucis. Allí pueden escucharse versiones distintas de un mismo canto según la zona, una riqueza que se perdió con la llegada de la música grabada y la homogeneización litúrgica.

El mayor temor de Delgado es llegar tarde. Con la desaparición de esa generación y el éxodo rural, se pierde también una forma concreta de rezar y cantar la fe. Por eso insiste en la urgencia del proyecto: conservar el latín popular no como una reliquia, sino como testimonio vivo de una Iglesia que supo hacer suyo el lenguaje de la liturgia.

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