Durante este fin de semana se vivió el cierre de las Puertas Santas y la clausura del Año Jubilar 2025 en gran parte de las diócesis de España, coincidiendo con la fiesta de la Sagrada Familia, tal como establecían las disposiciones litúrgicas para las Iglesias particulares. Las jornadas estuvieron marcadas por celebraciones eucarísticas solemnes en las catedrales, presididas en la mayoría de los casos por los obispos diocesanos, con una amplia participación del clero y de los fieles.
Desde Pamplona hasta Málaga, desde Sevilla hasta Bilbao, las catedrales acogieron las misas de clausura como acción de gracias por el tiempo jubilar vivido a lo largo del año. En muchas diócesis, la celebración reunió a numerosos sacerdotes, diáconos y seminaristas, así como a centenares de fieles, subrayando el carácter eclesial y comunitario del cierre del Jubileo.
En la Archidiócesis de Sevilla, la Catedral hispalense fue escenario de la Eucaristía de clausura presidida por el arzobispo, monseñor José Ángel Saiz Meneses, quien animó a los fieles a perseverar como “peregrinos de esperanza”. Una celebración similar tuvo lugar en la Catedral Primada de Toledo, donde el arzobispo destacó la llamada a vivir una fe concreta, marcada por la acogida, la caridad y la comunión eclesial.

También en Pamplona, la clausura se celebró en la catedral a primera hora de la tarde, con la participación de cerca de un centenar de ministros ordenados y seminaristas, acompañados por la capilla musical catedralicia y por una notable presencia de fieles. En Vitoria, la diócesis informó de una misa multitudinaria en la catedral de Santa María, en un ambiente de acción de gracias por el Jubileo celebrado.
En Castilla y León, varias diócesis clausuraron el Año Jubilar con celebraciones solemnes en sus catedrales. En León, la Eucaristía estuvo presidida por el obispo, monseñor Luis Ángel de las Heras, y se vinculó al inicio de una nueva etapa pastoral, con una colecta destinada a la lucha contra la trata de personas. En Valladolid, el arzobispo Luis Argüello presidió la misa de clausura en la catedral, retransmitida en directo, mientras que en Burgos el arzobispo Mario Iceta subrayó en su homilía que el final del Jubileo no supone el final del compromiso cristiano.
En el norte de España, la Diócesis de Bilbao celebró la clausura con una Eucaristía de acción de gracias en la catedral de Santiago, y la Diócesis de San Sebastián cerró un año marcado además por un carácter doblemente jubilar, con el gesto litúrgico del cierre de la Puerta Santa en la catedral del Buen Pastor.
En Aragón, la Diócesis de Barbastro-Monzón y la Diócesis de Huesca clausuraron el Jubileo con celebraciones eucarísticas solemnes presididas por sus respectivos obispos. En Galicia, la Diócesis de Lugo cerró el Año Jubilar en la catedral con una Eucaristía presidida por monseñor Alfonso Carrasco, centrada en la afirmación de Cristo como esperanza firme y verdadera.
En el sur, además de Sevilla, la Diócesis de Málaga celebró la clausura en su catedral con una misa presidida por el obispo, monseñor José Antonio Satué, quien invitó a los fieles a entender el Jubileo no como un punto final, sino como un nuevo comienzo en la vida cristiana. En Mérida-Badajoz, la clausura tuvo lugar en la catedral pacense con una solemne Eucaristía presidida por monseñor José Rodríguez Carballo.
También en Ciudad Real y Albacete las diócesis clausuraron el Año Jubilar con celebraciones catedralicias, en algunos casos retransmitidas en directo. En las Islas Canarias, la Diócesis de San Cristóbal de La Laguna dio por concluido el Jubileo con una celebración diocesana que reunió a fieles y comunidades en torno a la catedral.

Ahora el Jubileo continúa su curso en Roma hasta la Epifanía, pero en España, concluidas las celebraciones solemnes del 28 de diciembre, las Iglesias particulares regresan a la normalidad litúrgica y pastoral, llamadas a discernir si el Jubileo ha sido algo más que un calendario de actos y si la esperanza proclamada se concreta en una vida eclesial más fiel, más coherente y más centrada en Cristo.



