«Verdadero Dios y verdadero hombre»: el obispo de Getafe centra la Navidad en la Encarnación

«Verdadero Dios y verdadero hombre»: el obispo de Getafe centra la Navidad en la Encarnación

El obispo de Getafe, mons. Ginés García Beltrán, presidió la Misa de la Natividad del Señor en la catedral Santa María Magdalena, donde centró su homilía en el misterio central de la fe cristiana: la Encarnación del Hijo eterno de Dios, verdadero Dios y verdadero hombre.

En su predicación, el prelado partió del clima litúrgico propio de la Navidad, evocando la Misa de Medianoche y el relato del Evangelio de san Lucas, para plantear la pregunta que —según recordó— atraviesa toda la historia de la Iglesia: “¿Quién es este Niño que ha nacido en Belén?”. Una cuestión que, afirmó, “se juega el corazón de nuestra fe”.

Lucas y Juan: historia y eternidad

Mons. García Beltrán explicó cómo la liturgia de la Navidad propone una lectura complementaria de los Evangelios de san Lucas y san Juan. Mientras Lucas sitúa el nacimiento de Jesús en la historia concreta —un viaje, una aldea humilde, un pesebre—, san Juan conduce a los fieles al misterio eterno del Verbo, proclamando que “la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”.

“El Niño de Belén no comienza allí”, subrayó el obispo, recordando que su origen está en Dios mismo. De este modo, señaló que ambos evangelistas conducen a una misma verdad: el recién nacido que yace en el pesebre es el Hijo eterno del Padre, por quien todo fue hecho.

La Palabra definitiva de Dios

La homilía incorporó también el inicio de la carta a los Hebreos, que presenta a Cristo como la Palabra definitiva de Dios a la humanidad. El obispo destacó el contraste entre la grandeza divina y la humildad del nacimiento: “El que sostiene el universo con su palabra poderosa hoy llora en un pesebre”.

A partir de este misterio, recordó la formulación doctrinal del Concilio de Nicea, cuyo 1700 aniversario ha sido conmemorado recientemente, reafirmando la confesión de Jesucristo como “Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado”.

Dimensión humana y caritativa de la Navidad

Más allá del plano doctrinal, mons. García Beltrán insistió en la dimensión humana, social y caritativa de la Navidad. El nacimiento de Cristo en la pobreza —afirmó— interpela a los cristianos ante el sufrimiento de tantos niños, familias y personas que viven hoy en condiciones de precariedad, exclusión o violencia.

“El Niño de Belén nos enseña que la verdadera grandeza está en la cercanía, en la compasión y en la ternura”, señaló, exhortando a no justificar la indiferencia y a reconocer en cada persona, especialmente en la más frágil, la imagen de Dios.

El obispo concluyó invitando a contemplar el pesebre junto a María y san José, modelos de fe, obediencia y servicio, y proclamando el anuncio propio de la solemnidad: “Cristo ha nacido. Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”.

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