
La Iglesia en Roma ha iniciado la fase final del Jubileo con el cierre sucesivo de las Puertas Santas de las basílicas papales, un gesto litúrgico que marca el paso del tiempo extraordinario de gracia al retorno a la vida ordinaria, sin que —según subrayan las autoridades eclesiales— se clausure el horizonte espiritual que el Año Santo ha abierto.
El sábado 27 de diciembre tuvo lugar el cierre de la Puerta Santa de la Basílica de San Juan de Letrán, catedral del obispo de Roma. El rito fue presidido por el cardenal Baldassare Reina, vicario general de la diócesis, quien realizó el gesto en silencio y oración, arrodillándose previamente ante el umbral antes de cerrar solemnemente la puerta.
La ceremonia se desarrolló en un clima de recogimiento, con la participación de numerosos fieles que, una vez concluido el rito, se acercaron al umbral para tocarlo y rezar, prolongando así el significado espiritual del gesto.
San Juan Evangelista como clave espiritual
El cierre coincidió con la festividad de san Juan, apóstol y evangelista. En la celebración eucarística posterior, el cardenal Reina evocó la figura del discípulo amado como modelo de intimidad con Cristo, subrayando su cercanía personal al Señor y su capacidad de escuchar incluso “la voz silenciosa” de su corazón.
Desde esa perspectiva, invitó a los fieles a prolongar en la vida cotidiana la experiencia jubilar, asumiendo un papel activo como testigos de la misericordia divina en una ciudad marcada por múltiples formas de sufrimiento, desigualdad y soledad.
Una lectura social del Jubileo
En su intervención, el cardenal hizo referencia a distintas “ausencias” que atraviesan la vida social y eclesial: la fractura entre centro y periferia, las pobrezas económicas y existenciales, la fragilidad de los vínculos familiares, el aislamiento incluso dentro del presbiterio, la precariedad laboral y la falta de justicia entendida como igualdad real de oportunidades.
A ello añadió una reflexión más amplia sobre la crisis cultural contemporánea, caracterizada —según señaló— por la pérdida de pensamiento profundo, el debilitamiento de la búsqueda de la verdad y la ausencia de referentes creíbles, junto con la persistencia de conflictos internacionales en los que predomina la lógica de la fuerza sobre la paz.
La Puerta cerrada y el mensaje abierto
El cardenal Reina insistió en que el cierre físico de la Puerta Santa no implica el final de la misericordia anunciada durante el Jubileo. Al contrario, recordó que el mensaje central del Año Santo permanece vigente: la cercanía de Dios y la responsabilidad de los cristianos de reconocer a todos como hermanos, incluidos aquellos considerados adversarios.
En este sentido, afirmó que el verdadero juicio al final de los tiempos no será otro que el del amor vivido y ofrecido.
Roma y la sinodalidad
En referencia al futuro inmediato de la diócesis, el vicario general de Roma evocó palabras del Papa León XIV, quien ha llamado a que la Iglesia romana y la ciudad misma se conviertan en un “laboratorio de sinodalidad”, capaz de traducir el Evangelio en formas concretas de cercanía, corresponsabilidad y comunión, sin dejar a nadie al margen.
Agradecimientos y contexto histórico
Antes de la bendición final, el cardenal agradeció el trabajo realizado durante el Jubileo por autoridades eclesiásticas, civiles y militares, así como la labor de los fieles que ejercieron la acogida y la hospitalidad con los peregrinos. Saludó también al arzobispo Rino Fisichella, prefecto del Dicasterio para la Evangelización y responsable de la organización jubilar.
La Puerta Santa de San Juan de Letrán ocupa un lugar singular en la historia de los Años Santos: fue la primera en abrirse en 1423, y desde entonces el paso por la Puerta se convirtió en signo central de la peregrinación jubilar, entendido como tránsito simbólico hacia Cristo, verdadero umbral de la salvación.
La actual puerta, realizada para el Jubileo del año 2000 por el escultor Floriano Bodini, presenta relieves de la Virgen con el Niño, Cristo crucificado y el escudo de san Juan Pablo II.
El calendario de cierres
San Juan de Letrán ha sido la segunda basílica papal en cerrar su Puerta Santa. El 25 de diciembre se cerró la de Santa María la Mayor; el 28 de diciembre está previsto el cierre en San Pablo Extramuros; y el próximo 6 de enero, solemnidad de la Epifanía, el Papa León XIV cerrará la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, acto con el que concluirá oficialmente el Jubileo de 2025.